La Selección de
Futbol de México derrotó por 3 tantos contra 0 a Islandia en un partido
intenso, de mucha lucha y en el que salieron a relucir aspectos muy importantes
que podrían ser de mucha utilidad para el buen funcionamiento del equipo en la
copa si se lleva a cabo un trabajo objetivo de análisis y autocrítica.
Juan Carlos Osorio
gusta de armar tanto equipo como estrategia dependiendo del rival en turno, lo
cual implica para el técnico nacional, cambiar alineaciones a discreción. En
esta ocasión optó por una defensa de 5 jugadores, con tres centrales y dos carrileros.
Los centrales, Salcedo, Araujo y Moreno, son gente de oficio, altos y fuertes,
con lo que el estratega buscaba contrarrestar a los islandeses que juegan
típicamente con un 4-4-2, manejan un estilo muy vertical y tienden a ser
mortales en el contragolpe.
La elección de los
carrileros fue algo que da mucho qué pensar. Por la derecha corrió Jesús Corona
y por la izquierda Jesús Gallardo. Sobra decir que ninguno de los dos está
acostumbrado a esa posición y no rindieron lo que hubiera podido rendir gente
con ese oficio.
En la media de
contención comenzó Diego Reyes, de quien el técnico siempre habla maravillas
pese a todos los problemas que ha mostrado sobre todo cuando se desempeña en
ese puesto y más si se le compara con alguien con oficio en la zona como Jesús
Molina. Andrés Guardado y Miguel Layún apoyaron en las labores de media cancha
y Marco Fabián quedó como enganche flotando arriba de los mediocampistas.
Layún no vio la suya
durante el primer tiempo y sufrió mucho en esa posición pese a su pundonor y
entrega. ¿Qué hubiera pasado si Layún hubiera jugado de carrilero en lugar de
Corona y este se movía a la media cancha? ¿Por qué situar a dos jugadores en posiciones
distintas a las que están acostumbrados a desempeñar? Todo cambió para Layún
cuando entró al terreno de juego Chucky Lozano quien abrió los espacios y le
dio otra dimensión al equipo, pero en la primera parte, el ex americanista
sufrió para cubrir el puesto.
Marco Fabián marcó
un gran gol de tiro libre y buscó abrir el cerrojo defensivo de los islandeses
con tiros de media distancia aunque le hace falta mucho entendimiento con sus
compañeros.
Arriba arrancó Raúl
Jiménez quien tuvo un desempeño muy discreto. Para la segunda parte, su lugar
lo tomó Oribe Peralta quien se vio bastante mejor, pero el cambió que influyó
más en el desempeño del equipo fue sin duda el de Chucky Lozano por Tecatito Corona.
Chucky fue un revulsivo y se notó su presencia en el terreno de juego.
Islandia se paró
bien atrás en el inicio del encuentro y le supo cerrar los espacios al conjunto
tricolor. Los islandeses bien pudieron abrir el marcador pero Chuy Corona se
interpuso al menos en dos ocasiones claras e impidió sendos goles que le
hubieran dado otra dimensión al partido.
A México le faltó
profundidad y nuevamente mostró una pésima coordinación, algo que no ha podido
corregir Osorio y que con tantos cambios constantes se ve difícil que lo logre.
El triunfo, pese a
ser muy engañoso, le da al TRI confianza y les puede ayudar en muchos sentidos
pero si no se analiza con objetividad y se trabaja para corregir los muchos
errores de funcionamiento, puede ser muy perjudicial.
Se rescatan la
actitud del equipo, las habilidades de los jugadores que atraviesan un buen
momento y las ganas de los que no, pero siguen llamando la atención los
problemas defensivos y las faltas de coordinación y de profundidad. Osorio
necesita trabajar y mucho para que el equipo pueda rendir realmente al momento
de la verdad y no debe de dejarse engañar por este tipo de resultados que se
obtienen a pesar de un flojo rendimiento, ya que caer en excesos de confianza
podría ser mortal a la hora de enfrentarse a un rival como Alemania.
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