Ricardo Peláez llegó
al América en una época de crisis. Las Águilas habían tocado fondo algunas
temporadas atrás, cuando finalizaron en los últimos lugares del torneo y veían
de cerca los últimos puestos de la tabla porcentual. Se había dilapidado cualquier
cantidad de dinero y varios técnicos habían hecho y desecho al plantel con
magros resultados pero el ex centro delantero tomó al toro por los cuernos y,
en conjunto con un equipo de ejecutivos, rediseñó al plantel, contrató a Miguel
Herrera y el América volvió a ser protagonista de los torneos locales.
Si bien en su primer
año el Piojo no logró el campeonato, sí logró que las Águilas volvieran a
ilusionar a sus seguidores que apoyaron a su equipo ruidosamente y se creó una
sinergia entre jugadores, cuerpo técnico, directivos y afición que catapultó el
proyecto hacia un nuevo título en la Liga MX y a Miguel Herrera hasta la
dirección técnica de la Selección Nacional.
El reemplazo del
Piojo fue una apuesta arriesgada de Peláez, Antonio Mohamed. Un técnico cuya
capacidad ya había sido probada pero que salió de Xolos de una forma extraña,
que venía de un fuerte fracaso en su natal argentina y, lo que es más
importante, con un perfil muy distinto al del técnico saliente. El Turco tomó
un equipo que había sido armado entre los directivos y Miguel Herrera y tuvo en
su primer año un papel bastante discreto. Las Águilas se fueron alejando de las
emociones fuertes y del juego espectacular para tomar un camino más discreto,
más irregular, basado en el orden táctico, en excelentes desdoblamientos y en
jugadas de táctica fija.
En su segundo
torneo, el Turco logró el campeonato. Lo hizo sin grandes despliegues de
heroicidad, con más templanza y, sobre todo, siendo más frío y calculador. La
directiva había trabajado durante el torneo para armar un equipo al gusto de
Mohamed y, poco a poco, fue firmando a jugadores de calidad probada que venían
recomendados por el Turco y eran parte de su exigencia. Sin embargo, se dieron
situaciones al final del torneo que dieron como resultado que no se le renovara
el contrato a Antonio Mohamed y que este saliera del América al no renovársele
el contrato con las Águilas.
De nueva cuenta,
Peláez optó por una apuesta arriesgada. Esta vez, el equipo azulcrema contrató
a Gustavo Matosas para la dirección técnica del conjunto de Coapa. El uruguayo
tiene un perfil más a doc que Mohamed para la conducción del equipo hacia el juego
espectacular que siempre ha buscado la directiva americanista y todo parecía
indicar que, con los refuerzos anunciados con bombo y platillo, el equipo
viviría una nueva etapa de gloria. Algunos incluso ya evocaban los gloriosos
80's que fueron los años de oro para las Águilas.
Lamentablemente el
llamado Ferrari jamás carburó y el resultado fue una puntuación muy discreta en
el torneo local y un título bien ganado en la CONCACAF. Si bien la defensiva
americanista mostró serias carencias y desatenciones que incluso permitieron sonoras
goleadas en cierto momento del torneo local e incluso una que pudo ser clave en
la CONCACHAMPIONS, las Águilas lograron revertir el mal momento y le supieron
dar la vuelta a la situación para coronarse en el máximo torneo regional que
les daba boleto para el Mundial de Clubes y estuvieron a unos minutos de lograr
la hazaña en el torneo local pero Pachuca sacó la casta y terminó eliminándoles
en cuartos de final.
Matosas exigió el
cambio de varios elementos del plantel por considerar que no se ajustan a lo
que él siente que se necesita en el América para desarrollar su estilo de
juego. El estratega uruguayo busca más movilidad ofensiva y más confiabilidad
defensiva. Los refuerzos recientemente adquiridos por las Águilas, por más de
lujo que pudieran ser, no tenían las características que para Matosas eran
indispensables para desplegar su sistema de juego de una forma confiable y
espectacular.
Ricardo Peláez ha
optado, de nueva cuenta, por una apuesta arriesgada: dar continuidad al plantel
y rescindir el contrato de Gustavo Matosas. Suenan insistentemente Ignacio
Ambriz y Javier Aguirre para dirigir a las Águilas pero ¿funcionarán? ¿tienen
el perfil que está buscando Peláez? Ni Ignacio Ambriz ni el Vasco Aguirre han
mostrado, como directores técnicos, el estilo audaz y espectacular que profesa
Peláez como requerimiento para la dirección técnica de las Águilas. ¿Por qué
pensar que son los adecuados? Adicionalmente, Ambriz fracasó rotundamente con
las Chivas y no hizo nada memorable con Gallos Blancos, sus últimas dos
aventuras en la liga mexicana y Aguirre está inmiscuido en serios problemas con
la justicia española, podría ser castigado por tiempo indefinido si no convence
a los jueces de qué actuó de buena fe y, por si fuera poco, ha declarado en
reiteradas ocasiones que no le interesa dirigir de nueva cuenta en México.
Por lo pronto,
Peláez y la directiva americanista deshojarán la margarita en busca de un
relevo para la dirección técnica del conjunto de Coapa. ¿Les funcionará la
nueva apuesta? ¿Habrá un técnico con renombre, cartel y perfil que acepte
dirigir al equipo dándole continuidad al plantel y sin refuerzos a corto plazo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario