Cómo era de
esperarse, van surgiendo día a día cada vez más detalles del tamaño y la forma
en la que se va gestando la corrupción en el seno mismo de la FIFA y en algunas
de las confederaciones regionales entre las que no podía faltar CONCACAF.
El caso de la
fiscalía de Estados Unidos se fue solidificando gracias a que Chuck Blazer fue
atrapado y las autoridades norteamericanas lograron no sólo que confesara los
delitos sino que también les detallara el modus operandi de la trama y, lo que
es muy importante, que delatara a sus presuntos cómplices, implicando a otras
altos ejecutivos del organismo rector del balompié mundial.
Mientras la
podredumbre sobrevuela el escenario y enturbia el ambiente, Joseph Blatter, ni
tardo ni perezoso, se ha asegurado una nueva reelección pese a estar inmerso en
la más grande crisis de la historia de la FIFA.
Blatter obtuvo 133
votos por 73 del príncipe jordano Alí Ben Hussein, por lo que, según los
estatutos del Congreso, se debía de celebrar una segunda ronda ya que en estos
se exigen 140 votos para ser elegido presidente. Sin embargo, el príncipe
jordano declinó y de forma automática Blatter fue declarado vencedor y elegido
oficialmente para un nuevo mandato.
Pese al descrédito
en el que ha caído la FIFA, el discurso de Blatter fue simple: "La FIFA no
necesita una revolución sino una evolución".
Mientras tanto, en
Estados Unidos se ha destapado la cloaca y siguen saliendo datos y detalles que
poco a poco van conformando una pesada losa en la que presuntamente están
involucrados patrocinadores, presidentes de federaciones, altos ejecutivos de
la FIFA e incluso autoridades de distintos países y la danza de los millones
comienza a salpicar a propios y extraños.
Los montos de los
contratos son exorbitantes y, por tanto, también lo son los presuntos sobornos.
Las formas van saliendo a la luz y conforme vayan hablando los implicados
seguramente aparecerán más y más detalles en la prensa. Por lo pronto, ya hay
una buena cantidad de altos cargos detenidos y comenzarán a verse inmersos en
un largo y penoso proceso legal que va ensuciando cada vez más a la FIFA y
amenaza con más escándalos aunque algunos aún no lo quieran ver.
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