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miércoles, 3 de diciembre de 2014

Las barras bravas


Las barras bravas, también conocidas como ultras han estado presentes desde hace muchos años en el futbol en todo el mundo. Si bien se sabe perfectamente que en muchos países se han llegado a convertir en una lacra y han perjudicado enormemente al espectáculo, aún hay quien las alienta.

En Inglaterra se llegó al extremo de una sanción internacional que privó a todos los equipos británicos de cualquier participación en competiciones internacionales y el gobierno se vio forzado a tomar cartas en el asunto. Los británicos pusieron en marcha planes y medidas que, poco a poco, fueron surtiendo efecto. El gobierno de Margaret Thatcher tomó al toro por los cuernos e impulsó medidas muy fuertes que si bien fueron criticadas en su momento, lograron erradicar de forma dramática los problemas ocasionados por los aficionados violentos. Se prohibió la entrada a los estadios de todo aquel fanático que hubiera sido fichado y se establecieron penas que llegaban a los 3 años de alejamiento de los campos a todo aquel que fuera encontrado culpable y se procedió con toda la fuerza de la ley.

Los ultras que habían sido fichados y reincidían fueron condenados, entre otras cosas, a quedar fuera de los campos de futbol en Inglaterra y Europa. Se involucró a todos y cada uno de los clubes de futbol profesional del Reino Unido y se instalaron cámaras de seguridad para grabar el comportamiento de los fanáticos en todo momento. Cuando una sección se conduce de manera impropia, se sanciona al club, se cierra el sector del graderío y se presentan cargos contra los agresores y/o instigadores. Así de simple. Y el invento les ha funcionado a la perfección. Los famosos hooligans han abandonado los estadios y las familias han regresado a apoyar a sus equipos, dejando atrás las tragedias que sacudieron en su momento al futbol internacional.

Pero el problema de los ultras no es únicamente de Inglaterra sino que abarca a toda la familia del futbol. En Argentina se han tenido muchos problemas con los ultras que, incluso, han puesto en riesgo partidos y han obligado a las autoridades a cancelar encuentros y reprogramarlos. Los cateos a los estadios antes de los partidos son cada vez más comunes y lo peor del caso es que muchas veces los propios equipos son los que ayudan a armar a los ultras.

En Italia también se han dado problemas muy graves. Se ha documentado que en los 80's, la mafia que controlaba la reventa de boletos en algunos de los principales estadios italianos, se metieron también al negocio de las drogas y tomaron mucho poder, por lo que las autoridades se han visto forzadas a intervenir y se ha llegado al extremo de prohibir los viajes de los seguidores de equipos visitantes cuando hay partidos de alto riesgo.

En España, algunos clubes, entre los que se encuentran Barcelona y Real Madrid, ya han emprendido acciones contra las barras bravas, pero otros se han tardado en reaccionar aunque, después de lo ocurrido hace unos días entre los ultras del Frente Atlético y los de Riazor Blues, que aparentemente se citaron desde hace dos semanas para enfrentarse en una pelea de la que resultaron varios heridos y al menos una persona falleció. Ha trascendido que entre los 21 detenidos por la policía, al menos 9 cuentan con un historial delictivo que va desde robo con violencia hasta fraudes, pasando por hurtos, atracos y malos tratos.

Sin duda la mejor opción contra este tipo de situaciones extremas es tomar decisiones prontas e involucrar a instituciones federales, estatales, municipales y a los propios clubes. Bien dice el dicho que "cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar" y lo mejor que podrían hacer las autoridades de otros países es analizar el caso presente y tomar acciones en conjunto con toda la familia futbolística para erradicar de una vez por todas todo tipo de violencia en el futbol.

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