El Barcelona logró
imponerse por 3 tantos contra 2 al Atlético de Madrid en un partido emocionante
y explosivo celebrado en el Vicente Calderón y, con ello, se clasificó para la
semifinal de la Copa del Rey de España.
Los Colchoneros
arrancaron el encuentro a tambor batiente. Con fuerza y fibra imprimieron
velocidad desde el silbatazo inicial y vaya que les funcionó la táctica ya que
cuando apenas corría el 1', Fernando Torres encendió la llama y puso en
erupción al volcán en el que se había convertido el Vicente Calderón al anotar
el 1-0 que parecía mostrar el camino a los rojiblancos.
Mascherano buscó la
salida con Messi pero erró el pase y Siqueira aprovechó para romper, con tal
suerte que el balón le calló al Niño Torres quien hizo una maniobra a toda
velocidad, dejando a Mascherano viendo visiones, y mandó un zapatazo que se
incrustó en las redes de la portería del Barcelona haciendo estallar a la
hinchada que abarrotaba el Estadio madrileño y encaminaba a los Colchoneros
hacia la tierra prometida.
El Atlético se lanzó
con todo al frente y empujó al Barcelona presionando en todos los rincones del
terreno de juego, obligando al conjunto blaugrana a defenderse y cortándoles la
salida. El acoso rojiblanco era impresionante y los azulgrana no veían por
dónde escaparse de la trampa en la que parecían estar metidos hasta que Messi
logró escaparse momentáneamente de la férrea marcación de Mario Suárez y
conectó con Luis Suárez quien, con una brillante jugada, se quitó a un marcador
y mandó un pase perfectamente filtrado para la llegada de Neymar quien, como
tromba, entró al área chica para empujar el balón hacia el fondo de la portería
rojiblanca y nivelar las acciones al 9'.
El Atlético volvió a
la carga de inmediato, disputando el balón por todos los rincones del campo y
peleando palmo a palmo por cada centímetro, obligando al Barcelona a pelear
fuera de su estilo. Los Colchoneros arremetían contra cualquiera que intentara tomar
el balón y hacían realmente incómodo el tránsito de la pelota con una presión
asfixiante a lo largo y ancho del terreno de juego.
El partido se jugó a
un ritmo vertiginoso, con una velocidad endemoniada y con dos contendientes
dispuestos a dar la vida por el balón. Con la velocidad llegaron también los
golpes y jugadas ríspidas, algo que sin duda beneficiaba al Atlético, más
acostumbrado a estas lides que el Barcelona, más técnico y de un tiempo acá,
también más cadencioso. Era tal la presión y la velocidad del partido que el
árbitro quedó muy lejos de muchas jugadas, incluso algunas de ellas fueron
clave, como el gol que le anularon a Neymar, que sin duda fue muy apretado y,
como también el penal que le marcaron a favor al Atlético, que no puede ser más
cuestionado. De cualquier forma, Raúl García no se tentó el corazón y marcó el
2-1 al 30', poniendo al Atlético a un gol de la tierra prometida de nueva
cuenta.
Sin embargo, contra
toda lógica y en pleno apogeo de la presión rojiblanca, la suerte le sonrió al
Barcelona ya que Miranda anotó en su propia meta en un tiro de esquina al 39'.
Un duro golpe para las aspiraciones de los colchoneros pero ni eso los desanimó
y se lanzaron con todo al frente en busca de otra anotación que bien hubiera
sido posible de no ser por otro garrafal error del árbitro que no marcó un
claro penal a favor de los locales cuando Jordi Alba se lanzó para detener el
disparo y lo logró pero con las manos. Para colmo de males, mientras los
rojiblancos protestaban, Jordi Alba armó un contragolpe vertiginoso y habilitó
a Neymar quien se encargó de finiquitar la jugada con el fulminante 2-3 al 41'.
Los ánimos se
desbordaron y más de uno perdió la cabeza, por lo que, a la salida hacia el
descanso, Gabi fue expulsado por reclamarle al árbitro, dejando a su equipo en
una posición por demás incómoda.
Para la segunda
parte, el Atlético ya no tuvo los arrestos suficientes para hacerle daño al
Barcelona y los blaugranas comenzaron a tocar el balón en busca de bajarle el
ritmo a un encuentro que tenían ya en sus manos. De cualquier forma, las
entradas fuertes siguieron siendo constantes, sobre todo sobre Neymar y Messi,
por lo que Luis Enrique optó por sacar al brasileño antes de cualquier
desaguisado, metiendo a Pedro para darle amplitud al juego aunque perdieron
puntería. Al 84', Mario Suárez salió expulsado por su enésima patada sobre
Messi y terminó siendo el último clavo en el ataúd colchonero. Dándole punto
final a una candente eliminatoria y dándole la clasificación al Barcelona en la
Copa del Rey de España.
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