El Barcelona no las
tiene todas consigo en estos momentos. Tras la ratificación que hizo el TAS
sobre la sanción dictaminada por la FIFA que los margina para los fichajes en
el 2015 sobrevino una sorpresiva derrota en Anoeta ante un ultra defensivo Real
Sociedad, con Messi, Neymar y Alves de suplentes y, para colmo de males, un
lunes en el que no entrenó Messi por una supuesta gastroenteritis, apareció
José María Bartomeu, presidente del club catalán, para hacer del conocimiento
público algo que se venía barajando desde días atrás: la destitución de Andoni
Zubizarreta y, horas después, la renuncia de Carles Puyol a su puesto de
adjunto a la secretaría técnica del Barcelona.
Zubizarreta fue
arquero titular del Barcelona en su época de jugador y había vuelto al club que
lo encumbró en julio de 2010 gracias a la recomendación de Pep Guardiola quien
supo convencer a Sandro Rosell quien en ese momento fungía como presidente de los
culés. La prensa hispana especulaba sobre su posible salida desde hace algunas
semanas debido a la acumulación de sucesos negativos a su alrededor y a la
desesperación de Bartomeu con miras a las elecciones de 2016 a las que podría
llegar con una imagen muy deteriorada.
Sin hacer tanto
ruido mediático, también ha salido por la puerta de atrás el director general,
Andoni Rossich quien fue despedido de igual forma: con un simple comunicado.
Así las cosas,
Bartomeu parece buscar deslindarse de Rosell mediante la decapitación de un
chivo expiatorio, Zubizarreta, que le permita dar un golpe de timón más con
miras a limpiar su imagen que por cualquier otra cosa. La destitución más
parece un golpe populista que parte de una estrategia a futuro. Para Bartomeu,
el 2016 ya está muy cerca y la actual situación del equipo no ayuda.
Ahora bien, la
gastroenteritis de Messi ha sido interpretada por muchos medios como un
pretexto para ausentarse de los entrenamientos más por molestias con el técnico
y el nivel mostrado por el equipo que por la enfermedad en sí. Para muchos,
Messi muestra hartazgo y ya comienzan a escucharse rumores de todo tipo sobre
la relación del actual técnico con su máxima estrella.
Zubizarreta llegó al
club en épocas de Guardiola y vivió su última etapa. Fue el principal gestor
para la contratación de Tito Vilanova y sin duda se jugó su futuro al apostar
por él en esos momentos. Posteriormente, firmó al Tata Martino a sugerencia de
Messi y ahora fue el encargado de convencer y firmar a Luis Enrique. Durante
gran parte de su gestión, fungió como vicepresidente deportivo el actual
presidente del club, por lo que es obvio que Bartomeu ha sido partícipe en todo
esto y su deslinde es más bien un acto mediático.
Bartomeu se empeña
en reestructurar al Barcelona con miras a capear el temporal y obtener un
margen de maniobra que le permita afrontar mejor las elecciones en 2016 pero ya
se han elevado voces de varios disidentes que buscan forzar unas elecciones
anticipadas y, con esto, la crisis en el seno del conjunto blaugrana no hace
más que agudizarse.
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