River Plate culminó
su ansiada proeza para festejar su regreso a los grandes escenarios y dejar en
claro que los Millonarios están de vuelta al derrotar por 3 tantos contra 0 a
Tigres de UANL ante un claro sobrecupo en el Monumental Antonio Vespucio Liberti.
Ambos equipos
saltaron al terreno de juego muy concentrados en aplicar la estrategia trazada
desde el vestidor. Marcelo Gallardo planteó una línea defensiva con 4 hombres,
4 mediocampistas y 2 delanteros, al igual que Ricardo Ferretti quien también
apostó por su acostumbrado 4-4-2 con Jugën Damm y Javier Aquino como volantes
que se incorporaban libremente hacia el frente.
El partido comenzó
muy trabado, con el River presionando a Tigres desde la salida y forzando a los
visitantes a romper y dividir el esférico en despejes largos. Los millonarios
cerraban espacios y marcaban territorio imponiendo su físico y metiendo la pierna
fuerte pero sin generar opciones de peligro. Tigres tardó 14 minutos en cuajar
su primer contragolpe y este pudo haber sido mortal de no ser porque Sobis hizo
una pésima recepción y desaprovechó una magnífica oportunidad para quedarse uno
a uno con Marcelo Barovero, arquero de River.
Tigres tardó en
asentarse en el terreno de juego pero poco a poco se fue adueñando del medio
campo y, al mismo tiempo, sacudiéndose la presión ejercida por el conjunto
millonario en el inicio del partido pero las pocas oportunidades que generó, se
perdieron por indecisiones y malas decisiones en el último toque. Sin embargo,
a los que no les tembló la mano fue a los de River que, cuando ya corría el 45'
y todo parecía indicar que ambos equipos se irían con el partido empatado a
cero goles al descanso, Leonel Vangioni se escapó por la banda izquierda de
River, aprovechó que Damm se precipitó en la marca, avanzó diagonalmente hacia
el centro y mandó un magnífico pase para Lucas Alario quien, por un grave error
defensivo, se encontraba solo y sin marca en el área felina y, con un magnífico
cabezazo, mandó el esférico al fondo de la portería defendida por Nahuel Guzmán
para el 1-0 que hacía estallar al graderío.
Tigres apretó de
nueva cuenta para la segunda parte y volvió a meter en su propio campo al River
que mantuvo un excelente orden defensivo y trató de contener los embates del
equipo mexicano que siguió fallando oportunidades por imprecisiones y malas
decisiones en el último toque. Damm hizo una excelente escapada por la banda
derecha, quitándose a dos defensas de gran forma y a gran velocidad pero su
toque para Gignac fue impreciso y un defensa logró alejar el balón antes de que
el delantero felino lo prendiera.
Tanto Damm como
Aquino comenzaron a crear grietas en la defensa millonaria con buenas escapadas
por las bandas pero no lograban combinar adecuadamente con Sobis y Gignac que
fueron bien cubiertos la mayor parte del tiempo por los defensas argentinos que
no dudaron en meter la pierna fuerte ni en cualquier otra artimaña para sacar
de quicio a los atacantes universitarios.
Nuevamente, cuando
Tigres mejor jugaba y más cerca del gol parecía, River volvió a dar un golpe
mortal a sus aspiraciones. Carlos Sánchez fue zancadilleado por Javier Aquino
al entrar al área visitante y el árbitro no dudó en marcar la pena máxima que
el propio Sánchez convirtió en gol al 75'.
La anotación calló
como un balde de agua fría sobre los jugadores de Tigres que se desubicaron
sensiblemente y cuando corría el 79', en un tiro de esquina y nuevamente por
una pésima marcación, Ramiro Funes Mori cabeceó en el corazón del área chica
para anotar el 3-0 introduciendo el balón por en medio de las piernas de Nahuel
Guzmán.
Si bien el Tuca
Ferretti intentó que sus pupilos jamás bajaran los brazos y mantuvieran la
actitud ofensiva en busca de un gol, el daño ya estaba hecho y River Plate sacó
el oficio para sobrellevar el encuentro y mantener la ventaja con el marcador
inmóvil para asegurarse así la tercera Copa Libertadores de su historia y
confirmarle al mundo que los millonarios están de regreso.
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