El Bayern de Múnich
renació en el Allianz Arena con una goleada de 6 tantos contra 1 que sepultó la
derrota sufrida en Portugal ante el FC Porto y les dio el pase a semifinales.
Con el 1-3 a
cuestas, el conjunto bávaro estaba obligado a remontar y Pep Guardiola planteó
un partido valiente, mandando a su equipo con todo hacia el frente y asfixiando
desde el inicio a un Oporto que intentó contener las andanadas pero que se
derrumbó demasiado pronto.
Thomas Müller mandó
el primer aviso cuando corría el 10' y Lewandowski contrarremató con las peores
intenciones pero Fabiano logró salvarse. Era una ligera probadita de la
tormenta que se avecinaba. El Bayern abrió el campo con las incorporaciones de
medios y defensas que triangulaban una y otra vez con los delanteros, tensando
la línea defensiva lusitana que fue expuesta rápidamente. La movilidad y
fiereza del conjunto alemán expusieron de tal forma a los lusitanos que copaban
todos los espacios e impedían cualquier movimiento. Los ataques por las bandas
eran insistentes y colaboraban defensas, medios y delanteros en desdoblamientos
rápidos y perfectamente coordinados que enloquecieron a la zaga del conjunto
portugués.
El primer golpe cayó
al 14'. Bernat tomó el balón por la izquierda, desbordó y centró para la
llegada de Thiago quien, de cabeza, mandó el esférico al fondo de la portería
defendida por Fabiano para el 1-0 que enloquecía a la fanaticada y dejaba en
claro que sería una noche tormentosa para el Oporto.
Cuando corría el
22', en un tiro de esquina, Badstuber, un central, prolongó con la cabeza para
la llegada de Dante, el otro central, quien, también de cabeza, anotó el 2-0
que convertía al Allianz Arena en una sucursal del manicomio. El Bayern no bajó
el ritmo y mantuvo el acoso con las incorporaciones de hombres de todas las
filas y cuando corría el 27', Philip Lahm escapó por la banda derecha y mandó
un centro preciso para Thomas Müller quien, de primera, tocó suave para
Lewandowski quien, de cabeza, anotó el 3-0 que enloquecía aún más a los
fanáticos que abarrotaron el estadio.
Julen Lopetegui sacó
entonces a Diego Reyes del terreno de juego y en su lugar mandó a Ricardo
Pereira, con la intención de reorganizar el parado de su equipo que se había
visto desbordado. Diego Reyes es un central y simplemente no funcionó como
lateral derecho y Ricardo Pereira es un delantero que buscaba darle salida a su
equipo que, con el 3-0 en contra, estaba eliminado.
Para colmo de males,
cuando corría el 36', Martins Indi desvió un disparo de Müller y Fabiano no
pudo reaccionar a tiempo por lo que el balón se escurrió y entró lentamente en
su portería para el 4-0. La goleada no amainaba el temporal ya que el Bayern se
negaba a soltar a su presa y simplemente, se ensañó con ella. Müller asistió a
Lewandowski quien con un disparo cruzado anotó el 5-0 al 40' para poner un
clavo más en el ataúd del equipo lusitano que ya no quería queso sino salir de
la ratonera.
Para la segunda
parte, por fin el Bayern bajó el ritmo y eso permitió que el Oporto se soltara
un poco y comenzara a generar avances. Herrera comenzó a tener más contacto con
el balón y a surtir a Jackson Martínez quien, como punta de lanza, buscaba hacer
daño y lo consiguió al 73', con un cabezazo para poner el marcador 5-1.
Jackson tomó
confianza y, unos instantes después de anotar su gol, se dio el lujo de dejar
plantado a un central, Badstuber, pero su tiro cruzado salió a unos centímetros
de la portería defendida por Manuel Neuer.
Cuando todo parecía
indicar que el Porto le pondría emoción al partido en los minutos finales,
sobrevino de nueva cuenta una mala decisión que volvió a salir muy cara. Thiago
Alcántara tomó el esférico en la media cancha y se las arregló para dejar atrás
a sus marcadores y fue derribado por Ivan Marcano en una falta innecesaria y
peligrosa dado que se produjo en una zona en la que se podía tanto tirar a
puerta como central y permitía la incorporación de las torres alemanas al área
lusitana. Xavi Alonso fue el encargado de cobrar el tiro libre y lo hizo
magistralmente con un toque suave y pegado al poste derecho de Fabiano para
anotar el 6-1 que sepultaba cualquier intento de revelión del Porto y ponía el
marcador final, 6-1, a favor del Bayern que, de nueva cuenta, certificaba su
resurrección cuando muchos ya lo daban por muerto.
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