El Real Madrid
mantuvo la actitud ofensiva y la tenencia del balón mostradas en el partido de
ida y batalló durante 90 complicados minutos para vencer, con gol de última
hora, por fin a un pundonoroso Atlético de Madrid que planteó nuevamente un
jeroglífico complicado y duro de resolver.
Carlo Ancelotti por
fin optó por reacomodar sus piezas, aunque fuera en gran parte por las bajas de
jugadores clave como Benzema, Bale y Modric, y los cambios le funcionaron al
Real Madrid. Carletto apostó por un 4-4-2 que le permitió copar el medio campo
y controlar tanto el balón como el ritmo del partido. Carvajal, Varane, Pepe y
Coentrao se hicieron cargo de la defensa, dejando a Sergio Ramos como medio de
contención junto con Kroos y con James e Isco como volantes por los costados y
Cristiano y Chicharito, sí, por fin el Chicharito, en la punta.
Diego Simeone apostó
por la estrategia de siempre. Mucha garra y pundonor en la disputa de cada
balón. Sin pena a la hora de meter la pierna fuerte y jugando muchas veces al
filo de la navaja con un equipo muy compacto en el que defienden todos y se
desdoblan rápidamente a la hora del contragolpe, dejando a Griezmann y
Mandzukic arriba, en busca de aprovechar un error o finiquitar una contra.
Con las cartas
echadas, cada equipo tomó su papel en la contienda. El Real Madrid se adueñó
del balón y marcó el ritmo del partido. Los merengues monopolizaron la tenencia
del balón y tuvieron en James al cerebro gestor del juego. Con Pepe y Varane
sellando la defensa y con Kroos y Ramos recuperando los balones en el medio
campo, James tomó la batuta y gestionó las mejores jugadas en el primer tiempo
mientras el Atlético esperaba con un doble bloque defensivo. Los colchoneros
apostaron 8 hombres para defender su área, dejando a Griezmann como enganche y
a Mandzukic en la punta, apostando por un chispazo.
Si bien el Real
Madrid fue superior en la primera parte, de nueva cuenta se estrelló con una
gran actuación de Oblak quien detuvo todo lo que logró superar el doble muro
defensivo planteado por Simeone y se vistió de héroe, manteniendo al Atlético
en el partido.
Desde el inicio se
pudo ver a Chicharito muy activo. Participando en todo, moviéndose,
gesticulando e incluso interactuando con el público y con sus compañeros para
motivarlos. James y Cristiano estuvieron muy involucrados junto con Chicharito
lograron romper en algunas ocasiones el duro sello impuesto por los colchoneros
pero la figura de Oblak se agrandó e impidió que el balón entrara a su portería
cada vez que lograban sortear los obstáculos planteados por la dura defensiva
colchonera.
Para la segunda
parte James ya no fue tan constante, en parte por cansancio ya que en la
primera fue uno de los más activos en el terreno de juego, pero Isco cobró más
protagonismo y se involucró más, lo que compensó la baja del colombiano y
mantuvo al Real Madrid con el control del partido.
Simeone retiró a
Saúl Niguez para hacer ingresar a Gabi y, cuando ya corría el 65', retiró a
Griezmann para ingresar a Raúl García. Sin embargo, y pese a que Mandzukic se
mostraba adolorido, Simeone lo mantuvo en la punta, con lo que simplemente
perdió movilidad y en gran medida le facilitó las cosas a la defensa merengue
que parece que ya se acostumbró a luchar con el croata y en esta ocasión nadie
perdió la cabeza salvo el turco Arda Turán que pese a que había sido amonestado
en la primera parte, fue a hacerle una plancha a Sergio Ramos en una jugada por
demás innecesaria y se ganó a pulso la segunda amonestación que terminó por
desnivelar el duelo.
Tras la expulsión,
Simeone echó mano de José Giménez, en sustitución de Tiago, para apuntalar aún
más su defensa, poniendo ahora una línea con tres centrales y dos laterales y
manteniendo tres medios y un solitario delantero, lo que aisló más a Mandzukic
que daba claras muestras de dolor y agotamiento.
En los minutos
finales, Cristiano Ronaldo se hizo de un balón por la derecha, combinó con
James quien inteligentemente tocó por debajo de las piernas de Godín para
devolverle el balón a Cristiano quien, casi cayéndose, habilitó a Chicharito
que se encontraba solo en el corazón del área y simplemente empujó el balón
hacia el fondo de la portería venciendo por fin a Oblak para el 1-0 que daba el
merecido pase a semifinales al Real Madrid por quinta ocasión consecutiva,
vigésimo sexta en su historia.
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