No hay duda de que
Zinedine Zidane soñó con el momento de convertirse en técnico del Real Madrid y
que hoy, que su sueño se ha hecho realidad, se ha sacado la rifa del tigre, ya
que dependerá de su capacidad para solucionar conflictos su permanencia o pronta
caída del timón del equipo albo.
Zizou ganó todo como
jugador y fue capaz de resolver todo tipo de embrollos en el terreno de juego
aunque en alguna que otra ocasión perdió la cabeza y salió expulsado pero lo
más común era verle prodigar su magia con el esférico para beneficio de sus compañeros
y beneplácito de sus seguidores.
Sin embargo ahora se
encontrará ante una situación muy complicada, con un vestidor roto y un equipo
muy presionado que atraviesa por problemas graves de conducta, actitud que se
muestran en un pobre nivel futbolístico y en relaciones interpersonales e institucionales
complejamente deterioradas y caóticas en muchos aspectos.
El Real Madrid
cuenta con una defensa recia, con gente capaz y con mucha experiencia pero que
por momentos en esta campaña se ha visto frágil y mal coordinada. La misma
falta de coordinación se ha visto en muchas ocasiones en la media cancha y ni
hablar de la delantera que parece más trabajar espasmódicamente y sin una idea
clara de equipo.
Para Ancelotti el
dilema era que si el equipo se hacía del balón y presionaba hacia el frente
ahogaba a Cristiano y Bale pero que si se echaba atrás para contragolpear y
darle oxígeno a sus dos estrellas, entonces ponía en aprietos a Modric, Kroos y
compañía, por lo que bajo su mando el equipo pasaba de una condición a otra en
determinados lapsos del partido y eso funcionó magníficamente durante la
primera mitad de su segunda temporada pero para el período final el conjunto
perdió la brújula y el experimentado técnico italiano ya no logró retomar el
ritmo y los merengues dejaron escapar uno a uno, todos los trofeos en pugna por
lo que terminó siendo despedido por Florentino Pérez pese al apoyo manifiesto
de varios de los pesos pesados del vestidor madridista que había vivido un
verdadero infierno en los años en los que Mourinho comandó su destino.
Hoy Zidane tendrá
que lidiar con el mismo dilema táctico y tendrá que aplicar sus propios métodos
e ideas para obtener lo mejor de un conjunto plagado de estrellas con la
finalidad de reencontrarse con ese futbol que los llevó a ser los mejores del
orbe en 2014. Adicionalmente, Zizou tendrá que lidiar con los múltiples
problemas que existen en el vestidor, con una afición desesperada por ver
brillar a un equipo que ha quedado a deber en lo que va de la temporada y con
una impaciente directiva que hace apenas 2 semanas había ratificado a Rafa
Benítez en el puesto, afirmando incluso que no llamaría al propio Zidane como
sustituto.
Ancelotti encontró
un equilibrio mágico en la primera mitad de su segunda temporada pero lo perdió
trágicamente y lo que parecía un gran año terminó siendo un desastre, lo que
forzó su salida. Benítez entró como la solución a todos los problemas y de inmediato
se puso en busca de ese equilibrio pero tras 7 meses de altibajos, simplemente
no lo halló y terminó siendo despedido para dejar su lugar a Zidane.
Benítez encontró a
un equipo unido pero con un desequilibrio táctico y futbolístico que derivó en
un fracaso deportivo pero hereda cualquier cantidad de problemas para Zidane
que tendrá que lidiar con la actitud de los jugadores mientras resuelve el desequilibrio
futbolístico del equipo y encuentra su alineación ideal para enfrentar los
duros retos que están por venir. La indisciplina es notoria y se refleja en el
desempeño del conjunto.
Ancelotti optó por
una formación con 4 defensas, 3 medios y 3 delanteros para aprovechar mejor a
sus estrellas y funcionó durante un tiempo. Benítez tuvo cualquier cantidad de
alineaciones y formaciones tratando de ubicar mejor a sus jugadores pero sus resultados
distaron mucho de los obtenidos por su antecesor y, para colmo de males, sus
jugadores le fueron perdiendo el respeto al grado incluso de que el ahora ex
técnico no fue a despedirse de ellos.
¿Podrá Zidane con el
paquete? ¿Será capaz de reintegrar al vestidor y de imponer una disciplina
táctica que derive en un mejor futbol? ¿Podrá domar al tigre?
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