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miércoles, 16 de diciembre de 2015

Al borde del abismo


Cuando Román Abramóvich adquirió al Chelsea desembolsó una cifra récord por el equipo y, sin pensarlo dos veces, abrió la chequera para hacerse de los servicios de grandes estrellas de nivel mundial pero ni así logró un campeonato por lo que requirió de los servicios de José Mourinho quien se había hecho de renombre al conquistar cualquier cantidad de títulos con el Porto y no le dejó mal. Bajo el mando del portugués, los blues conquistaron el bicampeonato de la Premier League (2004-05 y 2005-06), la FA Cup en 2007 y la FL Cup en 2005 y 2007 pero no lograron obtener el título más importante, el campeonato de la UEFA Champions League se les escapó y Mourinho dejó su lugar para Avram Grant, quien como técnico interino logró que los blues llegaran a la final del máximo torneo europeo aunque tampoco logró conquistar el máximo título europeo.

En 2012, el Chelsea conquistó la UEFA Champions League bajo el mando de Roberto di Matteo, que en ese entonces era técnico interino y en 2013, conquistaron la UEFA Europa League bajo el mando de Rafa Benítez. Con Benítez no tuvieron suerte en la Premier League y la directiva logró recontratar a José Mourinho quien rápidamente coronó al Chelsea campeón de Inglaterra en 2015 en la que fue su segunda temporada en su nueva etapa.

Lamentablemente para la afición londinense, la tercera temporada de Mourinho no ha sido del todo buena y si bien los blues siguen vivos en la UEFA Champions League en la que lograron avanzar a los octavos de final, se encuentran actualmente en el 16o puesto, a 20 puntos de distancia del líder, el sorprendente Leicester que por cierto les acaba de propinar una dolorosa derrota, la 9a en lo que va de la temporada, y los dejó a un punto de la zona de descenso.

Mourinho siempre se ha caracterizado por su capacidad para la lectura de partidos. Para el luso, la estrategia, preparación y planeación lo son todo y normalmente sabe ajustar sus piezas para obtener los resultados buscados pero en esta temporada simplemente nada le ha funcionado.

Mourinho no suele admitir errores. Es un técnico empecinadamente terco y muy pagado de sí mismo que suele enfrentar a quien lo cuestione y cada vez que se encuentra en problemas suele achacarlos a otros. Sus peleas con los árbitros y con la prensa siempre han acompañado su carrera pero en tiempos de crisis también suele pelearse con gente de su propio equipo y eso incluye pesos pesados del vestidor e incluso directivos.

Hoy dice sentir que su trabajo ha sido "traicionado y echado a perder". Afirma que preparó correctamente el partido ante el Leicester, que anticipó ciertas situaciones y las trabajó con sus jugadores pero aun así, entraron los goles y se perdió el partido.

El equipo campeón de la Premier League está pasando penurias y de luchar por el título en la temporada anterior, ahora tendrá que pelear por su permanencia. Una mutación radical, un giro total de los acontecimientos, algo que nadie se esperaba. Mourinho no sabe si hizo un trabajo increíble la temporada anterior y llevó a sus pupilos a un nivel superior al que en realidad tienen o bien el mal comienzo de la presente temporada desmoralizó a la plantilla. Claro, en ningún caso sería su culpa y tampoco está en sus planes corregir algo sino más bien dar más golpes de timón para ver si en alguna de estas pega y retoman el camino triunfador.

Lo cierto es que si la directiva opta por despedir a Mourinho tendría que desembolsar alrededor de 50 millones de euros de finiquito y ese es un fuerte motivo para reconsiderar la situación. Sin embargo, también hay que tomar en cuenta lo mucho que se perdería si el Chelsea no logra acceder a algún torneo europeo para la próxima temporada y que el equipo reportó pérdidas por alrededor de 33 millones de euros en la temporada anterior con todo y que se proclamaron campeones en la Premier League.

Por lo pronto, Mourinho sigue en el ojo del huracán. Mantiene la espada desenvainada y continúa peleándose contra todo mundo. No importa si se trata de una doctora o un fisioterapeuta de su equipo o bien un peso pesado del vestidor o un alto directivo de la federación inglesa o un árbitro (usualmente sus blancos favoritos) o un entrenador rival (en estos momentos tiene un fuerte debate público con Wenger) o su equipo en general o cualquier otra persona o cosa que pudiera cruzarse en su camino.

¿Mantendrá Abramovich la cabeza fría y el apoyo a Mourinho? ¿Encontrará Mourinho de nuevo el camino al triunfo? ¿Será capaz el técnico luso de recomponer su destino? ¿Podrán los blues seguir avanzando en la Champions y salvar la temporada?

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