Muchas
voces se alzaron cuando la directiva del Real Madrid dio a conocer que Zinedine
Zidane sería el encargado de dirigir a la plantilla merengue pese a no contar
con lo que los expertos consideraban la experiencia necesaria para liderar a un
equipo emblemático pero el técnico francés se ha encargado, con personalidad,
amabilidad, buen trato y sin muchos aspavientos, desplegando sus buenos oficios
y guiando a su equipo hacia la gloria.
Zinedine
Zidane puede presumir que el Real Madrid, bajo su mando, lleva 37 partidos
invicto y apenas dos derrotas en los 53 encuentros en los que ha sido dirigido
por él. La plantilla, que jamás comulgó con Rafa Benítez, le ha acogido de muy
buena forma y nadie duda en su liderazgo. Los pesos pesados del vestidor han
aceptado su guía y han cerrado filas en torno a él.
Zidane ha
sabido imponer su personalidad y estilo tanto en las ruedas de prensa como en
los entrenamientos y, por supuesto, en los partidos. El equipo se ve hoy mucho
más equilibrado, con una defensa sólida que sabe apretar en el momento preciso
y que no sólo contiene los embates del equipo contrario sino que también se da
tiempo para gestar avances y apoyar a medios y delanteros en la difícil tarea
de penetrar a las defensivas contrarias.
La media
cancha también ha encontrado el punto de equilibrio y sabe defender y atacar,
manejando el ritmo e imprimiéndole al equipo ese toque especial cuando es
necesario cambiar de juego o mandar un latigazo hacia el frente para aprovechar
la velocidad y contundencia de sus delanteros.
Si bien
las formaciones han variado de acuerdo a la gente que tiene en el campo de
juego o al momento del partido o el rival en turno, el estilo de este equipo
bajo las órdenes de Zidane comulga plenamente con las gradas y ha reencontrado
la mística del equipo albo.
Ahora el
novel técnico francés, que ha despedido el año con tres títulos en su haber,
tendrá la difícil tarea de enfrentar una segunda vuelta desde una perspectiva
muy distinta a la que había a su llegada. Hoy el Real Madrid es favorito, pero
nadie olvida que también lo era cuando, bajo la dirección técnica del muy
experimentado Carlo Ancelotti rompió cualquier cantidad de marcas y también se
coronó campeón de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA para luego desmoronarse
en la segunda vuelta y cerrar el curso con un monumental fracaso que incluso
forzó su salida de la institución.
Zidane
debe mantener la mística, la humildad y el trabajo duro si quiere que el equipo
siga siendo protagonista en el 2017. Zizu ha sabido hacerse escuchar y los
jugadores lo consideran el capitán del barco, esa ha sido una de las mejores
virtudes de un hombre que sigue demostrando su grandeza y ha sabido disciplinar
a un vestidor plagado de estrellas. Ha declarado que cree en el trabajo duro y
diario y ese, sin duda, es y seguirá siendo, el mejor, si no es que el único,
camino hacia el éxito.
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