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martes, 5 de julio de 2011

Claroscuros

No cabe duda de que la Copa América comenzó un poco floja. De arranque, los tres grandes históricos, Argentina, Brasil y Uruguay, decepcionaron en su primer partido, por lo que nadie apostaba mucho por el partido entre México y Chile que, a la postre terminó siendo el mejor jugado en lo que va de la competencia.

Y nadie esperaba mucho debido a que México se presentó con una selección Sub-22 que cuando ya estaba mostrando un mejor futbol tuvo que ser desmantelada al enviar a 8 jugadores a sus casas por indisciplina, lo que ha forzado al cuerpo técnico a enfrentar a Chile con muchos cambios en su alineación.

Los mexicanos tenían enfrente a un equipo chileno bien plantado, con agresividad y mucha movilidad. Ambos equipos se plantaron con línea de tres atrás, pero los mexicanos aparte metieron a los dos defensas volantes en las laterales por lo que en gran parte del encuentro jugaron con 5 defensas bien parapetados en el fondo y tratando de contener la marea roja que amenazaba con rebasarlos en cualquier momento.

Teóricamente la media cancha tricolor estaba formada por dos medios de contención, Reyes y Enríquez y un medio creativo, Dos Santos, pero en la realidad, Gio se fue como centro delantero y en todo momento estuvo buscando su gol, más que servir de enlace con Aquino y Márquez que se vieron muy solos y sin balones a modo.

Paradójicamente, cuando mejor jugaba Chile, una desatención en la marca permitió anotar a México con gol de Néstor Araujo al minuto 40 del primer tiempo. Luis García fue claro en la transmisión televisiva de TV Azteca y dijo: "curiosamente, el que está ganando, México, tiene mucho que corregir y el que va perdiendo, Chile, simplemente tiene que seguir haciendo lo mismo en el segundo tiempo".

Medio Tiempo titula acertadamente "marea roja ahogó el sueño del Tri" y es que los toques rápidos y la movilidad de los delanteros chilenos hicieron trabajar de más a los defensas tricolores y provocaron que la media cancha se perdiera por completo.

Sin embargo, en el segundo tiempo la defensa mexicana se fue asentando y poco a poco fue controlando las acciones, rompiendo las jugadas y repeliendo los insistentes ataques rojos. Fue tanto el cántaro al agua, hasta que al minuto 66, una desatención en la marca de un tiro de esquina permitió que, de rebote y de manera poco clara, cayera el primer gol de Chile.

Si la presión había sido fuerte hasta entonces, ni se diga a partir del gol. Fue asfixiante y en unos cuantos minutos más cayó el segundo en otra desatención a balón parado. En 6 minutos, Esteban Paredes y Arturo Vidal le dieron la vuelta al marcador derrumbando la muralla defensiva que habían plantado los tricolores.

Está claro que defenderse con todo y apostarle a una jugada milagrosa de Gio no va a ser suficiente y mucho menos si este se excede en su individualismo. Tena tiene que replantearse todo para enfrentar ahora a Perú que tiene en la banca a un viejo conocido de la afición cementera y que sabe perfectamente como sacarle el jugo a su equipo. 

Si bien ambos equipos salieron a la cancha con el mismo esquema (5-3-2), Chile fue muy superior en el campo y la marea roja diluyó al tricolor ahogándolo en su campo y arrinconándolo al cortarle las salidas. La falta de conjunción del medio campo tricolor y sus excesos al buscar la jugada maravillosa que terminara en las redes son los principales factores para corregir. Bien por la defensa salvo en los tiros de esquina en los que de plano hay que persignarse porque no dan una. México cumplió con su primer compromiso y mostró claroscuros que dejan abierta la puerta para que, con un buen trabajo en los próximos días, se pueda aspirar a mucho más ante Perú, su próximo rival.

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