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lunes, 11 de julio de 2011

Niños Héroes

La Selección de México Sub-17 venció 2-0 a Uruguay ante más de 100 mil personas en el Estadio Azteca y se coronó campeón del torneo con 7 triunfos en 7 partidos. Los goles fueron obra de Antonio Briseño y Giovani Casillas y valieron para el bicampeonato del mundo en la categoría Sub-17.

El partido inició tenso, con un equipo Uruguayo que salió a apretar y dejar en claro que no sería una simple comparsa. De arranque, el apoyo del público fue tremendo y el ambiente era de fiesta, pero los Uruguayos saben bien como callar más de 100 mil bocas y salieron al campo con el hambre de pasar a la historia y en busca de un "aztecazo", para llamarlo de alguna forma.

La garra charrúa tan famosa fue perfectamente bien aplicada y presionaron a México desde la salida, con fuerza y peleando con fiereza cada balón, regateando cada jugada, asfixiando al equipo tricolor y forzándolo a salir a balonazos  e impidiendo que los locales armaran su juego y tejieran sus ofensivas como lo habían estado haciendo.

Las primeras opciones fueron para Uruguay que se veía más peligroso. Incluso tuvieron el gol en los pies de San Martín al minuto 25 pero el disparo de este salió desviado y encendió al público que multiplicó su apoyo al equipo nacional mexicano. México no esperó mucho para contestar y en la siguiente jugada Fierro lanzó un disparo apenas desviado de la portería charrúa ante una magnífica diagonal retrazada que le mandó Bueno.

A partir de ese momento, México se paró mejor en el campo. El Potro Gutiérrez reacomodó sus piezas y movió a Espericueta y a González, para que intercambiaran posiciones y se conectaran mejor con Bueno y Fierro, con lo que el equipo tricolor se hizo más peligroso y comenzó a romper el cerco que le habían impuesto con su presión los mediocampistas uruguayos.

En un tiro de esquina enviado por Escamilla a segundo poste, Fierro recentró para encontrar a su capitán, Antonio Briseño quien pese a pegarle mal a la pelota, la metió en el rincón para el gol que puso adelante al equipo tricolor. La explosión de júbilo en el Azteca no se hizo esperar y la algarabía era enloquecedora.

Sin embargo, Uruguay estaba muy lejos de bajar los brazos e hizo gala de su "garra" y "espíritu" para lanzarse en pos del empate y muy pronto puso a temblar la portería mexicana por medio de un disparo de Elbio Álvarez que se estrelló en el poste ante la mirada atónita del portero mexicano y la angustia de la fanaticada que apoyaba a muerte a los tricolores. El primer tiempo terminó con ambos equipos luchando con todo y arribos en ambas puertas pero sin tanta claridad. El ímpetu le ganaba a la serenidad en ambas partes.

La tónica fue la misma al comienzo del segundo tiempo. Con ambos equipos luchando hacia el frente aunque tal vez con más claridad por parte de los uruguayos que pusieron a temblar de nuevo la portería nacional con un disparo al poste. Al poco tiempo entró al campo el héroe tricolor, Julio Gómez, quien luego sería premiado con el balón de oro de la competencia, y en cuanto puso un pie en el campo el Estadio enloqueció. Los Niños Héroes mexicanos tienen un símbolo y la gente los arropó. Muchos habían acudido al partido con vendas en la cabeza y desde que vieron a Gómez pararse a calentar comenzaron a cantar y a corear su nombre.

Así, impulsados por más de cien mil en el Estadio Azteca y más de 100 millones en el mundo, los seleccionados sacaron fuerzas y lucharon hasta el último aliento ante un rival de altura que supo plantarse ante la adversidad y vaya que vendió cara la derrota. González no entró fino y de hecho perdió el balón en su primera intervención para luego dar dos o tres malos pases seguidos pero el golpe anímico había sido enorme y el muchacho no decayó, lo siguió intentando y buscó conectarse con sus compañeros y recuperar balones cuando los tenía el contrario.

Ya en la recta final del partido, al minuto 90, en un contragolpe fulminante, el número 10 y principal armador del equipo tricolor, Alfonso González, le dio un pase filtrado a Giovani Casillas para que este enfilara solo ante el portero charrúa, Jonathan Cubero, y anotara el gol que sellaba la victoria de México y que dará la vuelta al mundo una y otra vez. Casillas había entrado de cambio al minuto 85 y estaba fresco por lo que tenía todo a su favor para darle un digno colofón al enorme esfuerzo del equipo.

La Selección mayor de México no ha pasado de los cuartos de final en los mundiales pero muchos pensamos que hay potencial para mucho más y en la categoría Sub-17 ya se ha logrado el bicampeonato por lo que México seguirá inyectando juventud con calidad y hambre de triunfo a sus filas, demostrando que, cuando se trabaja ordenadamente y con buena dirección, hay la calidad suficiente para aspirar a ser protagonista en cualquier torneo del orbe. En horabuena por estos Niños Héroes que le han dado una enorme alegría y motivación a un país con hambre de cosas triunfos y cosas positivas.

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