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lunes, 18 de julio de 2011

Sorpresas

Que Argentina sea eliminado de la Copa América es en sí una sorpresa pero podemos decir que caer ante Uruguay, su acérrimo rival, es una atenuante. Pero que en la misma Copa también eliminen a Brasil ya es una enorme sorpresa. Como atenuante podría decirse que cayó ante Paraguay, que en los últimos años ha luchado por verse incluido entre los grandes y ha dado pelea para la clasificación a los últimos mundiales, pero aún así, esto es una mayúscula sorpresa.

Desde el inicio del partido quedó claro que Paraguay apostaba a defenderse a ultranza. Si le hubieran propuesto a Gerardo Martino, técnico de Paraguay, ahorrarse el partido e irse directo a los penales, hubiera aceptado pues su equipo literalmente metió el camión atrás defendió con todo su meta. Brasil hizo 16 tiros a gol por 4 de los paraguayos. El empate a cero no hubiera sido posible de no ser por la providencial actuación del portero Justo Villar y de la defensa que supo sacar de la línea de gol dos balones que se le habían colado al arquero.

A Paraguay no le interesó la tribuna y todo lo que intentó fue frenar al contrario, a como fuera posible. Ya lo había dejado en claro en la fase de grupos cuando obtuvo un empate a base de garra y fuerza y lo volvió a hacer ayer. Se encerraron en la defensa, rompieron cuanto pudieron y cuando eran superados, utilizaron la fuerza física con la complacencia del árbitro. Paraguay no jugó a ganar el partido sino mas bien a impedir que Brasil lo haga. Brasil cayó en el garlito y, golpe a golpe, fue cayendo en el juego que querían los paraguayos. Era tal la estrategia paraguaya, que en el primer tiempo no hicieron un solo tiro a gol y se puede decir que el portero brasileño fue un espectador hasta que llegó la tanda de penales en la que Villar fue el héroe.

Brasil intentó abrir el campo y tocar el balón pero siempre eran recibidos inmisericordemente por los paraguayos con pies codos y lo que fuera para frenarlos. Ya sea por la dureza de algunas de sus faltas o bien por la reiteración de las mismas, más de un paraguayo mereció la roja aparte de Alcaraz que fue expulsado en el alargue junto con Lucas Leiva. Si bien, la actuación del árbitro no influyó directamente en algún gol (no hubo goles en el partido), sí influyó para que los paraguayos frenaran y deshicieran el futbol que intentaba jugar Brasil y rompieran a patadas su estrategia.

Sin embargo, eso no fue todo y en la otra manga, Venezuela echó a Chile de la justa para redondear las sorpresas. De nuevo, la presión le ganó al futbol. El ataque venezolano fue a balón parado. Dos goles fruto de sendos centros dieron muerte injustamente a un equipo chileno que jugó mejor y merecía más. Dominó Chile pero Venezuela fue más práctica.

En semifinales, Venezuela jugará con Paraguay en un partido que se antoja muy peleado en media cancha y con pocas oportunidades de gol de ambas escuadras y por el otro lado, Uruguay recibirá al también extra cuidadoso Perú con Markarián dirigiendo la estrategia para no perder y frenar los embates del adversario. Sorpresas que da la vida. No es la primera vez ni será la última que la garra le gana al futbol.

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