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miércoles, 8 de febrero de 2017

Barcelona 1-1 Atlético de Madrid


El Barcelona logró clasificar por cuarta ocasión consecutiva a la gran final de la Copa del Rey de España al empatar a 1 gol por bando con un pundonoroso Atlético de Madrid que realmente puso a sufrir a los culés en su propio estadio.

Tal y como se esperaba, el Atlético saltó al terreno de juego y se lanzó sobre su presa, a la que acosó y la obligó a sufrir una y otra vez con un juego valiente y corajudo, digno de una semifinal de Copa. Los rojiblancos hicieron ver mal al Barça, apretaron a los azulgrana desde la salida y cerraron los espacios, haciéndoles ver desordenados, titubeantes y faltos de ideas pero, lamentablemente para los colchoneros, no fueron capaces de plasmar su superioridad en el marcador y cuando corría el 43', en una jugada que parecía no llevar gran cosa, el balón cayó a los pies de Messi y éste, en medio de tres defensas, se las arregló para acomodarse y lanzar un soberbio disparo desde fuera del área que obligó a Moyá a emplearse a fondo y tenderse hacia su izquierda para rechazar el esférico que, para colmo de males, cayó a los pies de Suárez quien simplemente empujó para el 1-0.

Tanto Simeone como Luis Enrique habían sorprendido a propios y extraños al publicar sus respectivas alineaciones, pero el plantado de los equipos y el desarrollo del cotejo fue tal y como pretendía el entrenador argentino y muy distinto a lo que seguramente intentó plasmar el español. El Atlético salió con la actitud ofensiva que su afición deseaba y murió con las botas puestas, dejando en claro que es capaz de superar al más pintado en donde sea requerido.

Para la segunda parte, Simeone hizo ingresar a Ángel Correa en sustitución de Nico Gaitán y a Lucas Hernández en sustitución de Diego Godín y el asedio sobre el marco azulgrana continuó sin cambios. Los locales se parapetaron bien atrás, aguantando el acoso sobre su marco y en gran parte gracias a la gran actuación de Cillessen, lograron mantenerse arriba en el marcador.

La agresividad del Atlético hizo ver mal al Barcelona. La presión constante generó muchos balones perdidos y enormes dudas en el traslado de la pelota. Para colmo de males, al 59' salió expulsado Sergi Roberto y el asedio sobre la meta local se acrecentó. Los rojiblancos cada vez llegaban con mayor fuerza y oportunidad a desafiar a un atribulado Cillessen que logró resolver todo lo que se le presentó.

Cuando ya corría el 69', Yannick Carrasco salió expulsado y ambos equipos quedaron con 10, pero la situación en el terreno de juego no varió gran cosa. El Atlético seguía volcado al frente, intentando una y otra vez vulnerar un arco excelentemente bien defendido por Cillessen.

La situación era crítica, el Barça no tenía salida y el sitio sobre su área era preocupante, por lo que Luis Enrique mandó a Busquets e Iniesta al terreno de juego pero ni la habilidad y el talento de ambos pudo desahogar el vendaval rojiblanco que insistía tercamente en su lucha, volcado sobre la portería de Cillessen que una y otra vez se veía obligado a sacar la cara por su equipo.

Al 80' la fortuna pareció sonreírle al Atlético cuando el árbitro quisquillosamente marcó un penal en una jugada entre Piqué y Gameiro en el interior del área azulgrana y en la que Piqué golpea el pie de apoyo del atacante rojiblanco. Lamentablemente para los visitantes, Gameiro erró su disparo y mandó la de gajos por encima de la portería de Cillessen, por lo que el marcador, ni así, logró moverse.

Cuando ya corría el 82', Griezmann se hizo de un balón e ingresó peligrosamente al área, plantándose frente a Cillessen pero en lugar de tirar a gol, tocó suave y al centro justo para que Gameiro empujara el balón al fondo de la portería e igualara el marcador.

Cillessen volvió a erigirse en héroe en los minutos finales en los que incluso fue expulsado Suárez. El Atlético terminó el encuentro tal y como lo comenzó, volcado sobre la portería azulgrana y en busca de un gol que nivelara la serie y mandara la eliminatoria a tiempos extra pero para su mala fortuna, el esférico se negó a entrar de nueva cuenta en la portería local y, aunque con muchos apuros y una enorme dosis de sufrimiento, el Barcelona conquistó el pase a la gran final de la Copa del Rey.

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