Los blancos tomaron confianza y presionaron al equipo azulgrana a lo largo y ancho del campo, con lo que tuvieron su mejor media hora ante el Barcelona desde que Guardiola tomó el timón culé. El Real Madrid generó jugadas de peligro y dominó la 1a media hora del encuentro. Cristiano Ronaldo tuvo el 2o pero su disparo salió muy desviado del marco de Valdez.
Pero este Barcelona no baja las manos y tuvo a bien despertar cuando mejor jugaba el Madrid. Lio Messi dio un pase a Alexis quien anidó el balón pegado al poste derecho de Iker para empatar el partido a 1.
A partir de ese momento, el Barça despertó y tomó el control del balón y del partido forzando a la defensiva madrileña a cometer muchas faltas.
El arranque del 2o tiempo fue idéntico, con el Real Madrid presionando desde la salida al Barça que entre la presión blanca y el estado del campo fallaba muchos pases. De nuevo el Madrid se veía mejor en el campo pero los azulgrana volvieron a romper el encanto con un gol un tanto fortuito ya que Marcelo desvió el balón a un disparo de Xavi y para su mala suerte, el esférico se fue a meter al fondo de su portería.
De nuevo el Barça anotaba cuando el Madrid jugaba mejor y le cambiaba el ritmo al partido. El gol pegó duro en el ánimo merengue y obligó a Mourinho a mover sus fichas, sacando del partido a Özil para darle cabida a Kaká y tratar de pelear por el control del partido ante un crecido Barcelona que había retomado el control del partido.
El Madrid lo intentó y de nuevo Cristiano perdonó solo ante la puerta azulgrana. Unos instantes más tarde, en un rápido contragolpe, Fábregas anotó el 3-1 al cerrar la pinza por la banda izquierda.
Cada vez que el Madrid quería despertar y perdonaba, el Barça respondía con un gol. Di María y Cristiano que habían estado muy bien en los partidos previos se vieron muy mal hoy. El Barça supo imponer sus condiciones y forzar el juego que más le convenía plantando con su habitual contundencia a un rival que había arrancado el partido como favorito. Mientras algunas estrellas blancas sentían el peso del partido, los azulgranas se crecían ante el enemigo.
El Barcelona se adueñó del balón y del partido. El toque del medio campo culé se dejó ver como siempre que hay un gran momento. Nuevamente, el Madrid terminó el partido reducido a una caricatura, zarandeado por un Barcelona que le tiene tomada la medida. Los merengues terminaron desdibujados por un Barça agrandado y engrandecido, por un equipo catalán que se hace grande en los mejores momentos, que sabe crecer cuando las circunstancias lo requieren.
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