La fórmula elegida por el paraguayo fue presionar desde la salida a los Tigres, rompiendo el juego e impidiendo que salgan con balón dominado. La estrategia funcionó a la perfección durante los primeros 5 minutos en los que los Tigres no pudieron hilvanar jugadas. Sin embargo, al primer resquicio, los delanteros universitarios hicieron contacto y encerraron en su campo a los queretanos los siguientes 10 minutos aunque en ese período no supieron generar jugadas claras de gol.
Mientras Tigres buscaba conectar con su delantera, Gallos cerraba espacios sin renunciar al contragolpe. La lucha fue ardua, pero sin lucimiento. Lejos de las porterías. Damián Alvarez trataba de abrir el campo por la izquierda, Danilinho hacía lo propio por la derecha y Mancilla y Lobos presionaban por el centro.
Cuando parecía que la estrategia funcionarIa a la perfección y los Gallos se irían al descanso con el empate a ceros, un autogol rompió el ostión. Manuel López quiso mandar el balón a tiro de esquina en una jugada ya controlada y, lamentablemente para su causa, la anidó junto al poste, imposible para Liborio que aun así hizo el esfuerzo.
Al salir para el 2o tiempo, Gallos siguió presionando a los universitarios desde la salida, complicándolos. Tigres se vio forzado manejar el balón muy lejos del área queretana, dando vueltas de forma por demás intrascendente.
Cardoso buscó atacar con más gente sacando al Jagger por Michel que se mueve mejor en las cercanías del área enemiga, asumiendo riesgos en busca de un posible empate. Si bien los queretanos no descuidaron la defensa, sí trataron de tener más tiempo el balón.
Al minuto '57, en una jugada accidental, un defensa queretano se enredó y frenó el balón con la mano para que el árbitro marque la pena máxima pero Mancilla telegrafió su disparo y fue rebotado por Liborio, cuya figura se sigue agrandando en esta Liguilla.
Sorpresivamente, en lugar de aprovechar el momento anímico a favor, Cardoso opta por sacar del campo a Bueno, su hombre más peligroso en el ataque y el partido muy pronto regresa a la tónica inicial con mayor posesión para Tigres aunque sin demasiada profundidad.
Algunos intentos de Tigres se quedaron en posibilidad debido a la falta de tino en el último toque o bien en la elección de la última jugada. De la misma forma, Gallos Blancos intentó atacar aunque no supo generar jugadas claras de gol.
Nadie puede recriminarles nada a los Gallos, un equipo diseñado para no descender y que vino a Nuevo León a hacer su partido, peleando y luchando por todos los rincones del campo.
Los últimos minutos transcurrieron con la misma disputa férrea por la media cancha. Ardua pero sin mucho lucimiento. Al final, el Volcán rugió en cuanto el árbitro decretó el final del partido. No le importó que su equipo no haya podido marcar ni un solo gol en esta eliminatoria. Después de casi 30 años, sus Tigres están buscando una nueva corona, que más da.
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