El Atlético de
Madrid tuvo los arrestos no sólo de plantarle cara al poderoso Bayern de Múnich
sino también para eliminarlo de la UEFA Champions League y avanzar de gran
forma a la final que se llevará a cabo en Milán dejando en claro que, hoy por
hoy, están entre los grandes porque, como bien dijo Diego Simeone: Jugar dos
finales en 3 años no es casualidad.
El Atlético ha visto
pasar por sus filas a grandes jugadores pero Simeone ha tenido la capacidad
para sustituirlos uno a uno sin afectar el espíritu ni el estilo del equipo. Si
hoy no cuentan con Diego Costa, sí tienen a Griezmann y Torres que saben aprovechar
cabalmente cada oportunidad para contragolpear mortalmente al enemigo. Si hoy
no cuentan con Courtois, tienen a un engrandecido Oblak. Si hoy no está Arda
Turan, tienen una media cancha correosa y tan ambiciosa como siempre con
Fernández, Koke y Saul yendo y viniendo de un lado a otro como posesos. Y ni
hablar de la defensa, tan dura y fiel a las indicaciones de Simeone que han
sabido plantar una barrera casi infranqueable durante todo este año en el que
no han perdido ningún partido por más de dos goles.
Pep Guardiola
convocó a los enorme espíritus que han vestido la camiseta del Bayern de Múnich
y su equipo respondió cabalmente lanzándose con todo al abordaje de un rival
que, desde el inicio, dejó en claro que pelearía al tú por tú y presionaría
desde arriba, complicando el avance del conjunto teutón que sin dilación quería
llegar al área visitante.
El cotejo fue de
alto voltaje desde el silbatazo inicial. El Bayern controlaba el balón y
embestía sobre un Atlético bien parado, con un excelente orden táctico y
también muy bien revolucionado para morder las piernas del rival en cuanto se
posaran en su parte del campo. El Bayern se negaba a ceder el control del
esférico y en cuanto lo perdían, buscaban recuperarlo a toda costa.
Los alemanes coparon
el terreno de juego y comenzaron a mandar largos pases al área, alternándolos
con potentes disparos a la meta contraria. Oblak y todo su aparato defensivo
tuvieron que emplearse a fondo para mantener al Atlético en la pelea y a su marco
inmaculado pero tanto fue el cántaro al agua que, cuando ya corría el 31',
cedió. Xavi Alonso cobró un tiro libre en los linderos del área y su disparo
fue desviado por un defensa colchonero, dejando sin oportunidad a Oblak y
marcando así el 1-0.
Si en el inicio del
partido el Bayern había salido con potencia y determinación a buscar la
portería del Atlético, después del gol la velocidad se incrementó y se
convirtieron en esa máquina que acostumbran ser y que suele avasallar a sus
rivales. Los alemanes estaban muy revolucionados y superaban al doble muro
defensivo planteado por los colchoneros una y otra vez, haciendo trabajar a
Oblak y forzando jugadas sobre el área rival. Incluso tuvieron la oportunidad
de incrementar el marcador al 34' pero Müller falló un tiro penal que hubiera
significado mucho en esos momentos del partido y le permitió al Atlético llegar
al descanso con el 1-0 y reorganizarse de mejor forma.
El Atlético
sobrevivió el primer tiempo agazapado pero para la segunda parte Simeone cambió
un poco el guion y mandó a su equipo con más ambición al frente, buscando
contragolpear de mejor forma y aprovechando la velocidad y técnica tanto de
Griezmann como de Torres, lo que le funcionó de maravilla y terminó dándoles el
pase.
Para la segunda
parte, el Atlético comenzó a presionar desde más arriba y ya no se dejaba
llegar al Bayern tan franco hasta sus terrenos. Simeone hizo ingresar a
Carrasco y este, desde su entrada, puso a trabajar al aparato defensivo del
Bayern que se había pasado el primer tiempo pensando en ofender y ahora tendría
que preocuparse por las respuestas del equipo visitante. Carrasco lo dejó en
claro desde el momento en el que pisó el césped, tomó un balón y se escapó
rumbo al área del equipo local.
Cuando corría el
54', Torres tomó un balón cerca de la media cancha y rápidamente filtró un
excelente pase para Griezmann quien tomó ventaja al salir en fuera de lugar y
le ganó la carrera a la defensa del conjunto alemán para enfrentar a Neuer,
superarlo y marcar el 1-1.
El Bayern no se
amilanó y buscó responder de inmediato pero ahora tenía que cuidarse del
atrevimiento del Atlético que buscaba contragolpearlo a cada oportunidad,
ocasionando que el partido se hiciera cada vez más de ida y vuelta y se viviera
con un ritmo vertiginoso con jugadas en uno y otro campo. Los alemanes
volvieron a la carga con centros largos alternados con disparos a puerta y
escapadas a la línea de fondo buscando abrir el campo.
Lewandowski, que
había fallado una y otra vez por su desesperación de anotar, se encontró un
balón en el área chica que había sido servido por Arturo Vidal y simplemente lo
empujó al fondo de la portería visitante para el 2-1 al 74' que presagiaba un
final de alarido.
El Bayern controlaba
el balón y mantenía el ritmo a toda velocidad pero el Atlético jamás se
amedrentó y mantuvo la entereza pese al vendaval teutón sobre su área. En uno
de esos contragolpes, Torres cayó derribado en el área del Bayern y el árbitro
marcó la pena máxima que el propio Niño decidió cobrar y, lamentablemente para
su causa, erró.
El Bayern volvió a
la carga. Buscó abrir el campo por los extremos y se mantuvo mandando centros
al área colchonera con el apoyo de su público mientras transcurría el tiempo y
se les escurría la vida. El Atlético se mantuvo a pie firme, con fuerza y determinación
y conquistó valientemente el pase a la gran final que se llevará a cabo en
Milán ante un rival que nunca cedió.
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