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lunes, 16 de mayo de 2011

Con las botas puestas

Pumas tiene portero. Si bien Alejandro Palacios ha tenido en términos generales una buena campaña e incluso en el partido de ida había parado bien, un error terrible había dejado sobre sus hombros una pesada carga y es que en los minutos finales regaló un gol que tiró por la borda el esfuerzo de sus compañeros que tuvieron que conformarse con el empate en el Omnilife para definir todo en CU ayer.



Sin embargo, el Picolín estuvo lejos de amilanarse y deprimirse. Sacó la casta y se puso a parar todo lo que le llegó. De hecho, no hay duda de que fue factor para la victoria del domingo de su equipo que, con esto, llega a una nueva final. En esta ocasión, fue él quien salvó a su equipo de los errores cometidos por sus compañeros y fue él quien se puso en hombros a toda la defensa.



En el partido de ida, los Pumas supieron nulificar muy bien a la ofensiva de las Chivas y les cerraron inteligentemente el paso. Sin embargo, en esta ocasión, las Chivas rompieron en varias ocasiones el esquema planteado por los universitarios y los metieron en serios aprietos, pero el Picolín supo dar la cara y detener los embates rojiblancos hasta que Javier Cortés cobró magistralmente una falta al borde del área y pasó el balón justo arriba de la cabeza del "poste" de la barrera que para su desgracia no saltó y anidó el balón en la red. Medio Tiempo publica un dato curioso: "Pumas no anotaba un gol a balón parado desde que Israel Castro le metió uno al América el 27 de marzo de 2006".



El segundo tiempo tuvo muchas emociones. Las Chivas no bajaron los brazos y lucharon por anotar pero la figura de Alejandro Palacios simplemente se agigantó y dio tiempo a que sus compañeros cuajaran un contragolpe y liquidaran el partido, con un contundente 2-0.



Otro que había cometido un error infantil y también supo dar la cara es Federico Vilar quien ha tenido algunos problemas de concentración y motivación en Morelia y de un tiempo hacia acá no se ha visto tan solvente como en su época de azulgrana. Vilar ha luchado en toda la temporada con ciertos errores y desconcentraciones, pero el error del partido anterior pudo haberlo tumbado definitivamente y no fue así ya que nos obsequió de nuevo una muy buena actuación y supo mantener en ceros su meta, aunque ayudado maravillosamente bien por un ex cementero, Huiqui, quien salvó milagrosamente a su arco al lanzarse y tapar un disparo que llevaba etiqueta de gol.



Apenas habían pasado 11 minutos cuando los michoacanos ya habían hecho pedazos la ventaja cementera. Rafael Márquez anotó dos goles que metieron a su equipo en la pelea desde muy temprano y puso el drama hasta el punto más alto. Cualquier gol en cualquier puerta podría ser definitorio en ese momento y ambos lo entendieron así y se lanzaron con sus mejores armas en busca de ese gol que les diera vida y el pase a la siguiente ronda.



Cruz Azul luchó y se esforzó pero ya no pudo controlar al Morelia como en el partido anterior. En esta ocasión, a cada embate celeste le seguía una respuesta Monarca y así se escribió la historia cuando Javier Orozco remató dentro del área chica y Huiqui salvó providencialmente su marco, rebotando el balón para que sus compañeros lo trasladaran hacia el frente y Jaime Lozano coronó el excelente contragolpe anotando el 3-0 definitivo.



Fue un gran duelo lleno de emoción y digno de una Liguilla del futbol mexicano. Ambos equipos pusieron lo mejor de sí pero, lamentablemente, al anotar el tercer gol los michoacanos, el festejo en la banca del Morelia fue un poco subido de tono y algo provocador. Tal vez demasiado tomando en cuenta el drama que vivían los Cementeros y se dieron algunos intercambios de palabras por llamarlo de alguna forma. Unos instantes después, un tarado seguidor del Cruz Azul, bajó al campo e intentó saludar al capitán Torrado quien simplemente se le quedó mirando pero el río se desbordó cuando Christian Giménez llegó a agredirlo cobardemente y prendió la mecha que derivó en un zafarrancho que duró varios minutos e interrumpió el partido.



Francisco Chacón tuvo algunos errores pero no se merecía esto al final del partido. Dejó en el campo a Gerardo Torrado a quien debió de expulsar por más de una entrada brusca e incluso a destiempo e incluso después de la bronca se dio el lujo de dar un par de golpes más. Jesús Corona siguió y golpeó a uno de los asistentes de Boy y otros más que estuvieron muy activos en la bronca se salvaron de ser expulsados.



Al final, como siempre, don Enrique Meza sacó la cara y sin tapujos se dijo avergonzado por la actitud tomada por sus jugadores que fueron vencidos por la frustración de una nueva derrota y respondieron injustificadamente. La Comisión de Arbitraje tendrá que tomar cartas en el asunto y los Michoacanos llegarán diezmados a la gran final, muy probablemente sin su técnico que tendrá que dirigir desde las gradas ya que también fue expulsado.

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