Los Rayados de
Monterrey han conquistado por tercera ocasión consecutiva el campeón de la Liga
de Campeones de la CONCACAF, también conocida como CONCACHAMPIONS y lo hizo
pese a verse abajo en el marcador por 2 goles contra 0, lo cual engrandece aún
más el logro.
Esta ha sido sin
duda alguna, una noche mágica que permanecerá en el recuerdo de la afición
rayada por años y es que no siempre puede verse a un equipo con tal espíritu de
lucha para levantarse del fondo del abismo que hubiera podido significar estar
abajo por dos goles en la final y levantarse para darle la vuelta al partido y
coronarse por tercera ocasión consecutiva ganando el derecho de representar de
nueva cuenta a la CONCACAF en el Mundial de Clubes.
La Pandilla salió
con todo desde el inicio pero se topó con un Santos Laguna bien plantado, con
oficio y mentalizado para capitalizar cualquier error y responder a
contragolpes. El partido se hizo de ida y vuelta y se vivió a gran intensidad
ya que ambos equipos buscaban hacer daño pero fueron los Guerreros los que
lograron irse al frente cuando corría el '38 gracias a Darwin Quintero quien
aprovechó un bombón dejado por Lugo para empujar el balón al fondo de la
portería defendida por Jonathan Orozco quien había rechazado el balón que
terminó en los pies de Lugo.
Los Rayados buscaron
entonces el gol del empate con insistencia pero fueron los Guerreros, de nueva
cuenta, los que lo encontraron primero. Cuando corría el '50, Felipe Baloy
anotó de cabeza el 0-2 en un tiro de esquina y todo parecía indicar que el partido
estaba resuelto para los Guerreros.
Pero los Rayados no
bajaron los brazos y Vucetich movió sus piezas en busca de mayor poder ofensivo
haciendo ingresar a Severo Meza quien ayudó a revolucionar el juego de los
regiomontanos y cuando corría el '60, Corona desbordó por la banda derecha y mandó
un largo pase para De Nigris quien entró al área por la izquierda y conectó con
la zurda sin pensarlo para anotar el 1-2 que metía de lleno al Monterrey al
partido y le inyectaba ánimos a la incansable afición regiomontana que no había
cesado de apoyarlos.
Caixinha hizo sus
movimientos en busca de amarrar el partido y sellar el resultado pero la
respuesta de Vucetich fue directa y la suerte quedó echada: Monterrey se
jugaría el todo por el todo mientras Santos apostaría a parapetarse atrás
mientras cazaba un contragolpe.
Cuando corría el
'83, la defensa lagunera rechazó un tiro de esquina enviado por Suazo desde la
banda izquierda pero para su mala fortuna, el balón cayó a los pies de Cardozo
que había entrado unos minutos antes y este mandó un fogonazo raso que se coló entre
un mar de piernas para convertirse en el 2-2 que volvía al Estadio Tecnológico
en una sucursal del manicomio.
Monterrey se lanzó
de nueva cuenta con todo al frente apoyado por su afición que nunca bajó los
brazos y encerró a Santos Laguna en su propio campo.
Cuando corría el
'87, Suazo sirvió un tiro libre desde los tres cuartos de cancha y encontró a
De Nigris quien de cabeza puso el balón fuera del alcance de Oswaldo Sánchez
para el 3-2 a favor de los Rayados. El gol obligó a Santos Laguna a lanzarse de
nueva cuenta al frente en busca del empate y el partido vivió momentos
angustiosos con jugadas en ambas áreas hasta que, cuando corría el '91, Zavala
robó un balón en el medio campo lagunero y se coló hacia su área para servir a
Suazo quien entraba a su lado solo y sin marca para empujar el balón al fondo
de la portería y marcar así el 4-2 definitivo que significó la tercera corona
consecutiva para el Monterrey que lo festejó en grande con sus aficionados.
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