La inauguración del
torneo recae, como es costumbre, sobre el anfitrión y Brasil está ansioso para
demostrar que tiene argumentos para protagonizar la presente Copa FIFA
Confederaciones y por supuesto el Mundial de Futbol.
El reto es tanto a
nivel logístico y de coordinación para el evento como a nivel futbolístico para
las competencias. Los brasileños se saben comprometidos con su público que
esperan que gane el Mundial y buscan descargar la presión nombrando a España
como la máxima favorita.
Luiz Felipe Scolari
tomó el timón de relevo ante las dudas que habían surgido en torno a la
dirección técnica de la Verde Amarella y el rumbo incierto que estaba tomando
el equipo. Scolari ya tiene experiencia previa y sabe lo que significa la
presión de dirigir a Brasil al que llevó a conquistar la Copa Mundial. Es un
estratega con carácter fuerte que sabe imponerse a las figuras y que está
consciente que punto y aparte de los grandes jugadores con los que cuenta, es
básico organizar un equipo capaz de sobreponerse a cualquier adversidad.
Tendrá enfrente a un
complicado equipo japonés que jamás pierde el orden, corre mucho y presiona a
tal grado que es capaz de incomodar a cualquiera. Si bien la Confederación
Brasileña de Futbol ha concertado partidos con los rivales más difíciles del
mundo para que su selección obtenga el fogueo necesario, pocas veces enfrentan
a equipos de este estilo y eso puede complicarles de sobre manera el partido.
El arte típicamente
brasileño ha sido contenido bajo un esquema táctico que Felipao sabe imponer y
tendrá que enfrentar a un orden y dinamismo nipón que buscará estropearles el
estreno de su fiesta.
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