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sábado, 26 de noviembre de 2011

Nueva dosis

El Morelia parece haber encontrado la fórmula para descarrilar a la Maquina. En esta ocasión no hubo necesidad de gritos y presión desde la banca. El triunfo se ha dado en el campo y sin artimañas, sin pleitos y sí con muchas ganas y determinación.

Cruz Azul sabía que si anotaba primero no sólo se metía al partido sino obligaría al Morelia a abrirse para buscar una anotación, por lo que salió al campo con la intensión de comerse el balón arrinconando al equipo visitante. La Máquina imprimió un ritmo vertiginoso en los primeros instantes pero para su mala fortuna, fue el Morelia quien abrió el marcador a los 16 minutos por conducto de un ex cruzazulino, Miguel Sabah, quien aprovechó un gran pase y convirtió como los grandes.

Este tanto cayó como un balde de agua fría tanto en la afición como en el conjunto azul. Si al arranque requerían un gol para clasificar, ahora eran dos. La situación se tornaba crítica y los michoacanos ya habían dejado en claro que no renunciarían al ataque y que eran realmente peligroso.

Pero l peor estaba por venir y cinco minutos más tarde, otro ex celeste, Gerardo Lugo, anotó el segundo tanto. Un tanto lapidario que parecía sentenciar el partido y que dejaba en una situación muy comprometida a la Máquina que veía, atónita como se le escapaba el encuentro.

Fueron minutos muy complicados pero el espíritu pudo más y muy pronto volvieron al partido y comenzaron a buscar de nuevo la portería de los Monarcas. Sin embargo, los michoacanos estaban bien parados y muy atentos por lo que Cruz Azul tuvo que buzar variantes y fue hasta. El minuto 36 cuando Alejandro Vela logró meter un balón por el único rincón que estaba descubierto y anotó un gol que los metía de nuevo en la pelea.

Enrique Meza estaba consciente de que no había mañana y que tenía que motivar a su equipo para mandarlo al frente pero también sabía que el Morelia podía matarlos en un contragolpe. La lucha fue valiente, con todo. Los celestes querían el empate y lo buscaron con ahínco. Cruz Azul peleó con fuerza por cada balón con la intensión de recuperar el esférico lo más cerca de la portería rival posible.

Los porteros mantuvieron el cero en la segunda parte aunque tuvieron que emplearse a fondo. La de gajos se negó a entrar de nuevo pese a las buenas aproximaciones generadas por ambas partes. Federico Vilar tuvo una gran actuación y sacó más de un balón que ya era coreado como gol en las tribunas.

Cruz Azul jamás bajó las manos y tuvo el empate en más de una ocasión pero lamentablemente sus delanteros no salieron inspirados y se toparon con una muralla defensiva que se supo multiplicar a la jora buena. Aún y cuando Gerardo Torrado fue expulsado por acumulación de tarjetas, los azules jamás se vieron incompletos y siguieron intentando horadar el arco bien defendido por Federico Vilar quien se erigió como una de las figuras más importantes para el Morelia.

Buen triunfo de Monarcas ante un equipo azul que cayó con las botas puestas, luchando hasta el final, tratando por todos los medios posibles anotar el gol del empate y haciendo trabajar muy fuerte al cancerbero rival que supo estar a la altura de las circunstancias, sacando las castañas del fuego.

Al final, el saludo caballeroso entre los dos técnicos que dieron el ejemplo y que inspiraron a sus equipos para, por fin, dar una muestra de deportivismo y salir del campo sin más, como debe de ser, con dos equipos que se entregaron durante 90 minutos y jugaron un gran partido de futbol.

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