No cabe duda de que
no se puede hacer una y otra vez la misma cosa esperando resultados distintos y
muy probablemente en eso radica el pecado más grande de la Selección Mexicana y
su reciente fracaso en el Hexagonal Final de la CONCACAF rumbo a Brasil 2014 en
el que apenas pudo cosechar 11 puntos de 30 posibles y aún así, gracias a las
bondades del formato y de FIFA hacia la zona, tomó un puesto para disputar el
repechaje.
Cuando Javier
Aguirre rescató del hoyo a la Selección en el Hexagonal clasificatorio para
Sudáfrica se entercó en utilizar jugadores que si bien pertenecían a equipos
europeos, no estaban jugando y llevaban muy pocos minutos alineando con sus
respectivos equipos en sus ligas y, por lo tanto, su baja de juego era
sensible. La idea de Aguirre era que el potencial de esos jugadores era
tremendo y con una buena pretemporada podrían recuperar su mejor forma y, en
conjunto, hacer un gran futbol. Así llenó al cuadro titular de gente que estaba
fuera de ritmo y simplemente el equipo jamás desarrolló su potencial y sufrió
para pasar a octavos de final donde fue tristemente eliminado.
Llegó José Manuel de
la Torre y con él un nuevo discurso: ya no tendrían lugar en la Selección
aquellos que no estuvieran jugando de titulares en sus equipos y así comenzó
una supuesta nueva era que, poco a poco, se fue transformando hasta dejar
inamovibles a más de uno que era banca en su equipo y se comenzaron a dar casos
como el de Barrera quien estaba visiblemente fuera de forma y perdía cualquier
cantidad de balones pese a sus muchas ganas por hacer bien las cosas.
El experimento
fracasó de nueva cuenta y la Federación Mexicana de Futbol llamó ahora a Víctor
Manuel Vucetich para hacerse cargo del equipo y la vieja canción volvió a
escucharse: "no llamaré a nadie que no esté jugando de titular con su
equipo". Ahora el "beneficiado" ha sido Javier Chicharito
Hernández quien con un gol anotado en uno de los torneos de Copa que hay en
Inglaterra anotó un gol y fue llamado pese a que prácticamente no ha tenido
participación en la Premier League con el Manchester United y su bajo nivel de
juego y falta de ritmo se hicieron patentes al fallar infinidad de
oportunidades.
Así como la afición
se volcó en su momento contra el Guille Franco por su pésima participación en
el Mundial de Sudáfrica, ahora lo hace contra el Chicharito por sus múltiples
errores en el Hexagonal. Los jugadores no son culpables ya que en ambos casos,
le han echado todas las ganas del mundo pero la necedad de los técnicos de
llamar gente por su historial y desatender su nivel actual de juego ya ha
demostrado ser una táctica equivocada y día a día nos deja en claro que también
puede ser muy costosa.
Si México
verdaderamente quiere ir al Mundial de Brasil 2014, se debe de armar un equipo
con jugadores que estén en un buen nivel de juego en este momento, trabajar muy
fuerte tanto física como mentalmente y preparar estratégicamente los partidos,
estudiando al rival y elaborando un plan de juego con esquemas y variantes
específicos para los jugadores convocados. Si continúan con los excesos de
confianza y con la esperanza sobre el "alto potencial" de tal o cual
persona, no llegarán a ningún lado.
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