Osasuna suele ser un
equipo muy distinto en casa que cuando juega en gira ya que acostumbra hacer
del Reyno de Navarra un fortín inexpugnable pero en esta temporada ha tenido
serios problemas y el Espanyol le ha propinado su 7a derrota de la campaña en casa,
algo poco común en el equipo de Pamplona.
Javier Aguirre tomó
a un Espanyol metido en serios problemas de descenso y no sólo ha logrado salir
de la zona roja sino que a estas alturas de la campaña ya se encuentra más
cerca de la zona de clasificación europea que de la zona de descenso, algo loable
dado el limitado plantel y los problemas presupuestarios de los Periquitos.
El partido no fue
nada fácil, el primer tiempo acabó empatado a cero goles con mucha más fuerza y
fibra que futbol. Ambos equipos se habían concentrado en una guerra estratégica
que parecía haber nulificado a las ofensivas y la lucha se centraba en el medio
campo y sin claridad para ninguno de los dos equipos.
Sin embargo, una
jugada al inicio del segundo tiempo lo cambió todo. Un tiro de esquina que
Héctor Moreno, que entraba desde atrás, cabeceó para anotar el 0-1. Con la
ventaja en el marcador y la disciplina táctica que los ha caracterizado desde
la llegada de Javier Aguirre, los Periquitos se supieron acomodar muy bien en
el terreno de juego para mantener la ventaja y apuntar con contragolpes lo que
sería la puntilla.
Los Rojillos no la
dejaron fácil y buscaron empujar al frente en busca del empate, obligando a
Casilla a emplearse a fondo para salvar su meta y mantener a los locales en
ceros hasta que cuando ya corría el tiempo agregado por el árbitro, Petrov
lanzó un zapatazo para que Wakaso se escapara y casi sin ángulo de tiro anotara
el 0-2 que finiquitaba un gran partido del Espanyol y les daba un triunfo a
domicilio que les permite llegar a 39 puntos, cada vez más lejos de la zona de
descenso mientras Osasuna se queda en 31.
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