Si bien el empate a
2 es muy positivo para el Barcelona ya que se llevó a cabo en el Parque de los
Príncipes, el simple hecho de haber recibido el gol del empate en la última
jugada del partido deja un sentir agridulce.
Paris Saint-Germain
arrancó mejor y dominó la primera media hora del partido en la que empujó al
Barcelona hacia su propio campo y con un futbol franco, directo y bien
orquestado pintó un camino que parecía convenirle hasta que Messi se cruzó en
el camino y anotó el 0-1 a favor del Barcelona cuando corría el minuto 38.
Hasta ese punto, los
mejores jugadores del Barcelona habían Valdés y alguno que otro defensa porque
arriba no habían dado señales de vida pero la contundencia de los azulgrana que
hoy salieron con un uniforme amarillo y naranja fue vital para ponerlos arriba.
Lamentablemente, unos instantes después, Messi saldría lesionado del partido y
entraría Cesc para sustituirlo.
El gol le pegó duro
al PSG que pareció perder la brújula y por momentos se salía del partido. El
Barcelona, sin dar su mejor juego, parecía salirse con la suya y el reloj
avanzaba sin que el PSG pudiera responder hasta que comenzó un concierto de
errores que enrareció el partido.
Dos jugadores del
Barcelona chocaron entre sí y el árbitro retrasó su reingreso al terreno de
juego. En la jugada, un tiro de esquina, llegó un cabezazo que estrelló el
balón en el poste y Ibrahimovic aprovechó para adelantarse a todos y pese a
haber estado claramente en fuera de juego, anotar el gol del empate justo
frente al dichoso árbitro de fondo, o como quiera llamársele, que no se dio por
enterado.
Con el 1-1 todo
parecía que ambos equipos se darían por bien servidos pero cuando ya corría el
minuto 89, Alexis, que gusta fingir faltas cada vez que alguien se le acerca
demasiado, logró tocar antes que el portero francés un balón y se dejó caer en
cuanto lo sintió cerca para que el árbitro compensara y marcara de inmediato el
penal que Xavi no dudó en convertir en gol para el 1-2 a favor del Barcelona.
Ya cuando corría el
minuto 93 y todo parecía indicar que el Barcelona, ahora sí, se saldría con la
suya, sobrevino un balón largo y bombeado que Ibra, pese a la marcación de
Alves, logró bajar para Matuidi quien mandó un disparo descompuesto que
sorpresivamente se le coló a Valdés para el 2-2. ¡Un final de locura!
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