Pese a lo que
pudiera indicar el marcador, el partido fue intenso y lleno de lucha entre dos
cuadros con realidades muy distintas. Para el Deportivo es una oportunidad
perdida más en su lucha por no descender y para el Rayo Vallecano es una
oportunidad perdida en su lucha por meterse a la zona de Europa.
Dos equipos con
miras muy distintas y con estimas radicalmente opuestas. Uno busca salir de un
agujero y el otro entrar a la zona prometida. Para el Rayo Vallecano la cosa
era simple, una oportunidad para ganar un partido y sumar tres puntos y eso
mismo intentó.
Los visitantes
emplearon sus mejores formas para tomar el control del partido y buscaron
afanosamente la victoria sobre un rival que sabe que le hace falta confianza en
sí mismo. Los locales sufrían y buscaban nivelar un partido pero sin el
convencimiento necesario para ir más allá.
El dominio inicial
del Rayo puso a temblar a todo el estadio pero no lograron convertir su futbol
en goles y mantuvieron sin querer con vida al Deportivo. El Rayo controlaba el
encuentro pero no encontró precisión en el último toque y dejó ir oportunidades
para irse al frente en el marcador.
Conforme fue
avanzando el partido, el Deportivo se fue asentando mejor en el terreno de
juego y fue nulificando el ataque visitante por lo que los sustos fueron
amainando y el barco se mantuvo a flote.
El Deportivo fue
sacando lo mejor para el final y terminó arrinconando al Rayo en parte gracias
al apoyo de su afición pero ni así logró abrir la puerta visitante ya que el
Rayo se supo defender hasta con los dientes en los minutos finales y rescató un
empate que poco le sirve a ambos equipos pero que terminó siendo justo dado lo
acontecido en Riazor.
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