Una de las virtudes
de los Jaguares en torneos anteriores había sido el aprovechar su campo. Los
chiapanecos habían tenido a bien imponer sus condiciones en su terreno pero
ayer los Tigres hicieron la empresa simplemente imposible. Los del norte fueron
a Tuxtla Gutiérrez y le pusieron una felpa a los locales.
Tigres salió a
comerse vivo al rival y muy pronto, cuando apenas corría el minuto 6, se puso
al frente gracias a un gol de Alan Pulido quien tuvo la virtud de seguir la
jugada y posicionarse justo donde tenía que hacerlo para aprovechar que Hugo
Ayala estrelló un rebote al travesaño e incrustó el balón en la portería
defendida por Édgar Hernández, arquero de Jaguares.
De cualquier forma,
los pupilos del Tuca siguieron con la vorágine ofensiva y en lugar de defender
el golecito, mantuvieron la vocación de ir al frente. Cuando corría el minuto
19, Juninho prendió un balón de volea para anotar un bellísimo 2-0 y dejarle en
claro a Jaguares que Tigres no había ido a pasear a Chiapas.
Lucas Lobos se
encargó de anotar el 3-0 con un disparo de larga distancia que desvió la
defensa chiapaneca cuando corría el minuto 35. El tanto cayó como un balde de
agua fría para los de casa que ya no querían queso sino salir de la ratonera.
Tigres sintió al
rival herido y mantuvo la ofensiva, volcándose sobre los locales que no
atinaban a contener el vendaval norteño. El peligro continuó y los embates se
repetían una y otra vez hasta que Juninho aprovechó un magnífico pase al hueco
de Viniegra para encarar al portero y anotar el apabullante 4-0.
En la segunda parte,
el Tuca modificó el esquema con vistas a no cansar de más a sus jugadores en un
partido que ya estaba por demás resuelto y Tigres se dedicó a defender la muy
holgada ventaja para viajar muy contentos de regreso a casa.
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