Marcelo Bielsa
continúa en su guerra verbal contra los proyectistas, constructores, albañiles
y, aunque usted no lo crea, el club. Si bien, ayer dirigió su primer
entrenamiento de la pretemporada y todo parecía indicar que haría las paces con
la directiva del Athletic de Bilbao, no tardó mucho para poner en evidencia al
presidente del Club, Urrutia, esta vez por vía Facebook.
El técnico pampero
se niega a aceptar la versión de la directiva simplemente porque ellos han
dicho que falta a la verdad y sigue plantando cara y añadiendo gasolina al
fuego. Desde su llegada a Bilbao, Bielsa ha dicho que los proyectistas y
constructores se habían comprometido a tener las obras listas para finales del
mes pasado y que su retraso es equivalente a un fraude. En su primera rueda de
prensa explicó que aún de vacaciones le dedicó muchas horas diarias a las
pláticas con los encargados de la obra para que sus detalles e indicaciones
fueran cumplidos y, desde ese mismo instante, ha insistido en que no sólo se
trata de un retraso en las obras sino también de obras mal hechas a propósito.
La versión de la
directiva es que las obras están dentro de los plazos trazados y que, en caso
de que la constructora se extienda de más en sus compromisos, el contrato
incluye cláusulas de penalización y que, hasta el momento, no ha sido necesario
ejecutar penalización alguna.
Es importante
mencionar que la constructora a cargo del proyecto y obra es Balzola y que
dicha constructora se encuentra inscrita como socia colaboradora de la
Fundación Athletic y es una de las más grandes de Bilbao.
Si bien Bielsa
reconoció que se propasó al reclamarle al arquitecto que estaba como
responsable en el momento en el que el técnico argentino hizo el primer
recorrido a su llegada de vacaciones,
este no ha interpuesto reclamación alguna. Así mismo, la constructora
tampoco ha respondido públicamente pese a que Bielsa la atacado duramente y de
forma pública.
Las relaciones entre
Bielsa y la directiva del Athletic han cambiado irremediablemente y todo parece
indicar que se están enfilando al despeñadero mientras la afición del equipo se
divide entre apoyos y reclamos al estratega originario de Rosario, Argentina.
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