Como era de
esperarse, la postura de Blatter ante el escándalo de comisiones por derechos
de TV recibidas por Havelange y algunos otros altos cargos entre los que se
encuentra Teixeira, es simple: para Blatter no es de su incumbencia.
Blatter declaró
inmediatamente que quería subrayar que no estaba envuelto en dicho escándalo y
ahora ha dicho también que "no le compete pedir cuentas a
Havelange". El actualmente máximo
dirigente del balompié mundial comentó a la prensa que "no está dentro de
mis competencias pedirle cuentas. El Congreso le nombró presidente honorario y
sólo el congreso podrá decidir sobre su futuro". Estas declaraciones
fueron vertidas para el portal de la FIFA.
Blatter agregó que
"por mi parte, todo el documento podría haber sido publicado completo para
poner fin, de una vez por todas, a las conjeturas".
Como en muchas otras
ocasiones, la prioridad para Blatter es desembarazarse del problema y comentó
que "en ese entonces tales pagos podían descontarse como gastos de la
empresa e incluso de los impuestos. En la actualidad sería sancionable. El
pasado no puede medirse con los patrones actuales, si no, acabaría siendo un
juicio de índole moral. De modo que no pude haberme enterado de un delito que
no era tal".
Así las cosas, y una
vez habiendo dejado en claro que él es inocente, también deja explícito que no
hará nada al respecto y que si bien ahora podría verse como una "gestión
desleal" o bien "apropiación indebida" como indica la fiscalía,
para él, no hay delito que perseguir.
Según el propio
Blatter, la creación de la Comisión de Ética tiene su origen en el problema
ocasionado por la quiebra de ISL y las reformas que se han planteado para la
FIFA apuntan en la dirección correcta que es "reforzar la justicia en las
federaciones" y a eso atiende la creación de un órgano de instrucción y
otro de decisión cuyos presidentes serán nombrados la próxima semana por el
Comité Ejecutivo.
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