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martes, 25 de diciembre de 2012

La encrucijada


José Mourinho es catalogado como uno de los mejores directores técnicos de la actualidad en Europa y el mundo pero se está enfilando a una encrucijada con el Real Madrid que para algunos como EL PAÍS se asemeja a un laberinto y para otros como AS, como una apuesta perdida.

El Real Madrid ha caído en 4 ocasiones en lo que va del actual torneo de la Liga BBVA, todas ellas en gira donde también tiene 1 empate y 2 empates más en casa por 6 victorias en casa y 4 en gira para sumar un total de 33 puntos y ubicarse como 3er lugar de la tabla a 16 distantes puntos del Barcelona, su obsesión de siempre.

Mourinho jamás ha sido muy discreto y siempre se ha expresado lo que piensa de sus jugadores en público. También se sabe que exige total honestidad de parte de los miembros de la plantilla pero, paradójicamente, nunca se ha caracterizado por asimilar bien la crítica ni las voces discordantes.

En el actual torneo, ha enfilado sus críticas contra cualquier cantidad de jugadores. En su momento criticó a Benzema al poner en tela de duda su lesión y mandarlo a las gradas por no considerar que hubiera podido sanar en unos días, también ha enfilado la artillería contra Kaká, de quien dijo que no contaba con él para esta temporada y ha sido prácticamente ignorado, Özil, de quien dijo que "a menos calidad menos minutos", Sergio Ramos, Modric y por su puesto ahora Iker Casillas.

En términos generales ha criticado a toda la plantilla y ha llegado a exclamar que "tengo pocas cabezas comprometidas y concentradas para las que el futbol sea lo prioritario en su vida" y para muchos, su ciclo en el Real Madrid ya está por concluir su estrategia de presión constante a la plantilla no sólo no está dando dividendos sino que está dividiendo a los jugadores y ha generado mucho malestar hasta el punto que el propio Florentino Pérez ha comentado que "la tensión no es buena y quien la hace no saca rendimiento".

Lo cierto es que la apuesta de sentar al capitán y emblema Iker Casillas ante el Málaga le salió mal y con la derrota del equipo no sólo no rompió un círculo vicioso sino que incrementó la presión y congestionó los posibles caminos de salvación al grado que ya circulan voces en el entorno del presidente del club que abogan por el fin del ciclo Mourinho con el equipo albo.

Si bien no es fácil echar a Mourinho debido al alto costo de la cláusula de rescisión que asciende a 20 millones de euros y a que, de hacerlo, el propio presidente del club estaría reconociendo que fue un error darle tanto poder, el tiempo pasa y las oportunidades de rectificación se agotan para el estratega portugués que parece determinado a no renunciar por ningún motivo a la dirección técnica del Real Madrid y forzar las cosas para su despido.

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