José Mourinho es
catalogado como uno de los mejores directores técnicos de la actualidad en
Europa y el mundo pero se está enfilando a una encrucijada con el Real Madrid
que para algunos como EL PAÍS se asemeja a un laberinto y para otros como AS,
como una apuesta perdida.
El Real Madrid ha
caído en 4 ocasiones en lo que va del actual torneo de la Liga BBVA, todas
ellas en gira donde también tiene 1 empate y 2 empates más en casa por 6
victorias en casa y 4 en gira para sumar un total de 33 puntos y ubicarse como
3er lugar de la tabla a 16 distantes puntos del Barcelona, su obsesión de
siempre.
Mourinho jamás ha
sido muy discreto y siempre se ha expresado lo que piensa de sus jugadores en
público. También se sabe que exige total honestidad de parte de los miembros de
la plantilla pero, paradójicamente, nunca se ha caracterizado por asimilar bien
la crítica ni las voces discordantes.
En el actual torneo,
ha enfilado sus críticas contra cualquier cantidad de jugadores. En su momento
criticó a Benzema al poner en tela de duda su lesión y mandarlo a las gradas
por no considerar que hubiera podido sanar en unos días, también ha enfilado la
artillería contra Kaká, de quien dijo que no contaba con él para esta temporada
y ha sido prácticamente ignorado, Özil, de quien dijo que "a menos calidad
menos minutos", Sergio Ramos, Modric y por su puesto ahora Iker Casillas.
En términos
generales ha criticado a toda la plantilla y ha llegado a exclamar que
"tengo pocas cabezas comprometidas y concentradas para las que el futbol
sea lo prioritario en su vida" y para muchos, su ciclo en el Real Madrid
ya está por concluir su estrategia de presión constante a la plantilla no sólo
no está dando dividendos sino que está dividiendo a los jugadores y ha generado
mucho malestar hasta el punto que el propio Florentino Pérez ha comentado que
"la tensión no es buena y quien la hace no saca rendimiento".
Lo cierto es que la
apuesta de sentar al capitán y emblema Iker Casillas ante el Málaga le salió
mal y con la derrota del equipo no sólo no rompió un círculo vicioso sino que
incrementó la presión y congestionó los posibles caminos de salvación al grado que
ya circulan voces en el entorno del presidente del club que abogan por el fin
del ciclo Mourinho con el equipo albo.
Si bien no es fácil
echar a Mourinho debido al alto costo de la cláusula de rescisión que asciende
a 20 millones de euros y a que, de hacerlo, el propio presidente del club
estaría reconociendo que fue un error darle tanto poder, el tiempo pasa y las
oportunidades de rectificación se agotan para el estratega portugués que parece
determinado a no renunciar por ningún motivo a la dirección técnica del Real
Madrid y forzar las cosas para su despido.
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