Mancini entendió que
su equipo requería ser agresivo para arrinconar al Manchester United y puso
toda la carne al asador desde el inicio pero no contaba con los contundentes
contragolpes de los Red Devils que terminaron por conminarle una derrota 2-3 en
el Etihad Stadium ante más de 47 mil espectadores.
El Manchester City
se adueñó del balón en los primeros 15 minutos y buscó arrinconar al odiado
rival de la misma ciudad asediando su portería, tocando y taladrando pero
cuando corría el minuto 16, en un vertiginoso contragolpe, Wayne Rooney asestó
un latigazo raso y bien colocado para anotar el 0-1 que mandaba al frente a los
Red Devils en lo que había sido prácticamente su primer intento.
El golpe fue
contundente para los Citizens que buscaron retomar el control pero dejando más
unidades en la defensa para estar mejor preparados para los contragolpes del
Manchester United que se agazapaba esperando el momento preciso para lanzar un
ataque fulminante.
Si bien el control
era ejercido por los Citizens, quedaba claro que el United les cedía el balón
por estrategia y que no le interesaba competir en ese sentido, los Red Devils
se habían acomodado al contragolpe descarado y para eso habían desaparecido su media
cancha y lanzaban sus ataques rápidos y verticales saltándose las líneas sin
reparos.
Cuando corría el
minuto 29, Rafael habilitó a Rooney y este último asestó otro duro golpe
poniendo el partido 0-2 a favor del equipo visitante.
Manchester City
tardó mucho en reaccionar y lo hizo en base al desequilibrio forjado por gente
como Agüero y Silva que dejaban atrás rivales buscando conectar con sus
compañeros para hacer daño pero Balotelli no salió inspirado y la acumulación
de unidades defensivas del rival hacía complicado el avance en los metros
finales.
Cuando ya parecía
controlado el partido, surgió Touré que aprovechó una melé en el área para
acercar a su equipo 1-2 y de paso inyectarle la adrenalina necesaria para
despertar y meterse de lleno al partido. Zabaleta puso el 2-2 cuando ya corría
el minuto 86 y los Citizens se lanzaron con todo en busca de la victoria pero
la mala fortuna no sólo les impidió empatar sino que terminaron perdiendo el
partido.
Cuando ya corría el
tiempo agregado por el árbitro, Van Persie ejecutó un tiro libre desde fuera
del área que, para mala fortuna de los Citizens, fue ligeramente desviado por
la barrera y terminó incrustándose en la portería defendida por Hart, pegado al
poste derecho del arquero y haciendo imposible su estirada.
Manchester United
terminó venciendo por 3 goles contra 2 al Manchester City para alejarse un poco
más en el liderato de la Premier League y cobrarse la afrenta de aquel 6-1 de
la temporada anterior.
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