Santos Laguna ha
logrado una proeza sin lugar a dudas. Cuando todo parecía perdido, con dos
goles en contra y contra reloj, ha logrado levantarse de la tumba y empatarle
un partido dramáticamente a una de las mejores defensas del torneo para
clasificarse a la gran final.
Tigres y Santos se
brindaron en el campo y ofrecieron un encuentro de lucha, un duelo de honor en
el que Santos logró el empate a capa y espada.
Para Tigres no había
de otra, tenían que anotar para poder pensar en la gran final, por lo que
Ferretti mandó a su equipo al ataque desde el silbatazo inicial y muy pronto,
cuando corría apenas el minuto 6, Héctor Mancilla anotó el gol que ponía a
Tigres arriba en el marcador global.
Para Santos fue un
amargo despertar. Los de la Laguna no habían tenido tiempo para ubicarse en el
campo y ahora se verían obligados a remar contra la corriente, pero Santos ha
demostrado tener un corazón indomable y no dudó en irse al frente en busca del
empate.
Era la situación
ideal para Tigres. Ahora tendrían que plantarse bien en la defensa y
contraatacar como les gusta. Con Mancilla de vuelta y reencontrado con el gol,
las posibilidades felinas eran manifiestas, pero detener a la poderosa ofensiva
lagunera no sería una labor fácil, por lo que Ferretti estaba consciente de que
su equipo descansaría sobre un barril de pólvora y requería otro gol.
Antes de finalizar
el primer tiempo, Mancilla se volvió a hacer presente en el marcador y anotó el
2-0 a favor de los visitantes. Un gran gol que cayó en el mejor momento, justo
cuando Santos se había vuelto muy peligroso y amenazaba con el empate.
Santos no lo pensó
dos veces, volvió a la carga de inmediato buscando un gol que les permitiera
meterse de nuevo en la pelea. Los intentos locales se estrellaban con una
defensa con oficio y orden y, cuando lograban superarla, era el portero, Palos,
quien detenía los embates.
Ambos equipos
buscaron hacer daño. Santos presionaba con todo al frente pero Tigres respondía
con rápidos y peligrosos contragolpes. De hecho, a Santos le salvó incluso un
poste.
Si bien había
peligro de gol constante, el tiempo transcurría y todo parecía indicar que a
Santos se le había acabado la suerte. Los intentos locales caían ya en la
desesperación y el amontonamiento de gente beneficiaba a la bien ordenada
defensa visitante.
Cuando faltaban 3
minutos para el final, Oribe Peralta anotó con un cabezazo y acercó a Santos
1-2. Fue un gol vital que inyectó oxígeno al equipo local. El Estadio
enloqueció y la afición hizo su partido apoyando con todo a su equipo y fue el
mismo Peralta quien, con una media vuelta y un tiro cruzado anotó el 2-2 que le
daba a Santos un angustioso empate que valía el boleto para la gran final.
Fue la locura en la
Comarca Lagunera, Santos había logrado el milagro y en 3 minutos se había
podido levantar. El boleto a la gran final era entonces, una realidad.
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