La Máquina del Cruz
Azul descarriló anoche en Asunción, Paraguay, donde cayó 2-0 con el Libertad
para quedar eliminado en la Copa Santander Libertadores en lo que podría ser el
final de una temporada llena de ilusiones pero que terminó siendo simplemente
frustrante.
No hay duda de la
integridad y capacidad del Profesor Enrique Meza pero ante esta realidad quedan
pocos caminos. El Cruz Azul fue eliminado tempranamente del Clausura 2012 y
ahora ha terminado su participación en la Libertadores pero lo que más preocupa
es su falta de capacidad para generar futbol y, por ende, acciones de peligro.
El partido comenzó
con el equipo local bien posicionado atrás, en espera de lo que podría ofrecer
el Cruz Azul. La Máquina tomó el balón e intentó hacer su juego pero se topó
con una buena barrera defensiva que les imposibilitaba avanzar más allá de medio
campo presionándoles y robándoles el balón imposibilitando que los celestes
elaboraran bien sus jugadas.
Cuando todavía
corría el minuto 9, una falta innecesaria a los 3/4 de cancha permitió que por
primera vez en el partido el equipo local pudiera acechar la portería azul y,
lamentablemente para los cementeros, en esa jugada cuajó el primer gol. Un
centro a primer palo y un cabezazo de Núñez para el gol.
El partido pronto
volvió a la mista tónica. Libertad no tuvo que esforzarse para buscar el gol.
Con paciencia fueron nulificando los tímidos intentos de construcción celestes
y sin querer, se fueron adueñando por completo del control del partido.
Cruz Azul fue
incapaz de crear peligro ante la portería paraguaya y el tiempo fue
transcurriendo sin que se viera un resquicio por dónde pasar. Sin importar
quién entrara al campo, la incapacidad del Cruz Azul para crear peligro fue
constante y lastimosa.
En otra jugada a
balón parado, Víctor Cáceres cabeceó desde el borde del área chica para anotar
el segundo gol de Libertad y sentenciar el partido cuando aún corría el minuto
49. Estaba claro que Cruz Azul no tendría respuesta y que Libertad brincaría el
escollo con mucha mayor facilidad de la que se hubieran podido imaginar los
paraguayos.
Todo parece indicar
que ha sido el final de un ciclo. Don Enrique se irá de nuevo sin nada que
celebrar. Incapaz de culminar sus sueños con el equipo de sus amores.
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