Si bien Alemania
había arrancado con dos victorias, al llegar a este partido no tenía
garantizada la clasificación, por lo que Löw exigió plena concentración para
evitar sorpresas de Dinamarca. El llamado Grupo de la Muerte dejaba la
resolución de todo para la última ronda y, como se había previsto, cualquier
cosa podría suceder.
Alemania se mostró
como el equipo sobrio y eficiente que es. No dudó en emplearse a fondo y luchó
por cada balón en el terreno de juego. Ha obtenido una victoria justa y
ajustada ante una Dinamarca valiente que ha caído con la cara al sol. Los
alemanes han sido dinámicos y objetivos.
Alemania se fue al
frente cuando corría el minuto 19 por conducto de Podolski pero muy pronto
respondió Dinamarca que simplemente no quería quitar el dedo del renglón y
jamás dejó de luchar. Los daneses empataron al minuto 25 por conducto de
Krohn-Delhi quien remató un tiro de esquina que había sido prolongado por un
compañero.
Dinamarca cobró
confianza con el empate y Alemania le bajó un poco a las revoluciones. Los
teutones no querían correr riesgos y terminar eliminados, así que había que
ajustarse un poco más el cinturón ya que los daneses habían dado muestras de
poder salir de casi cualquier situación. Los daneses atacaron y pusieron a
trabajar a la bien plantada defensiva alemana pero no lograron horadar su meta
y, cuando ya corría el minuto 80, Bender asestó un duro golpe y puso de nuevo
al frente a Alemania.
Con el 2-1 a cuestas
y el monstruo enfrente, Dinamarca intentó lanzarse al frente en busca del
empate pero ya no hubo forma de hacer tambalear de nuevo al gigante que pasa
así de forma perfecta como primer lugar del Grupo B, el bien llamado Grupo de
la Muerte.
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