El conflicto que
estuvo a punto de estallar en España y que la prensa ibérica llamó atinadamente
la "guerra del futbol" no es algo superficial y se ha estado gestando
durante años. Si bien la Liga Profesional de Futbol (LFP) aparentemente ha logrado
conjurar la amenaza de suspensión de las primeras jornadas de la Liga BBVA, aún
queda mucho por hacer para considerarlo solucionado.
La LFP se negó a
convocar a una Junta de división debido a que los 13 clubes rebeldes hubieran
podido imponer su mayoría, por lo que convocó a una Asamblea General
Extraordinaria donde la LFP controlaba a la mayoría y podría imponer sus
decisiones.
Los clubes rebeldes
tienen serios problemas económicos y han atestiguado como los dos grandes se
hacen más grandes mientras todos los demás se endeudan y terminan vendiendo a
sus estrellas para ponerse al día en pagos. De igual forma, hay quejas de varios
clubes sobre adeudos e indefensión por parte de la LFP.
Algunos clubes han
tomado la decisión de firmar contratos con CANAL+ y, a partir del momento en el
que lo han hecho, han comenzado las quejas y las presiones económicas y
judiciales. Los clubes se quejan de que la LFP parece no estar interesada en
defenderles ante los problemas de pagos con los operadores televisivos y, para
sorpresa de muchos, la solicitud de apoyo hecha en la Junta de Primera División
se estrelló con el voto en contra tanto del presidente de la LFP como del Real
Madrid y el Barcelona.
Las presiones
económicas han causado que muchos equipos tengan que recurrir a financiamiento
externo y que opten por vender a sus estrellas para no quebrar y esto va en
detrimento de la Liga aunque sus dirigentes y los de los dos equipos más
grandes se nieguen a verlo.
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