Sin duda alguna, el
Málaga ha escalado el cielo. Pese a estar atravesando una penosa situación
extra cancha y haberse desprendido de varias de sus mejores estrellas, los
malagueños han sabido merecer la Champions al empatar a 0 en Grecia después de
haberse llevado la ida por 2-0 ante un fuerte y corajudo Panathinaikos.
El Málaga ha
conquistado un lugar en la fase de grupos de la Champions a base de humildad,
entrega y sacrificio. Pellegrini logró sacar petróleo de su plantel, fue a
Grecia con la firme intensión de quedarse con el boleto y lo logró.
Panathinaikos tuvo
el balón la mayor parte del tiempo pero le faltó profundidad. La bien plantada
defensa del Málaga impidió que los griegos encontraran claridad y asfixió sus
embates hasta el punto de nulificarlos por completo.
La historia indica
que los estadios griegos suelen ser catastróficos para quien se pare en ellos,
pero en esta ocasión el OAKA Spiros Louis ya que únicamente tuvo el 50% de
asistencia. De cualquier forma, el Panathinaikos controló el balón el 60% del
tiempo en la primera parte pero careció de peligrosidad y el Málaga poco a poco
comenzó a imponer condiciones y, sobre todo, ritmo de juego.
En la segunda parte,
el Málaga tomó más confianza y comenzó a lanzar ataques aunque tampoco hizo
trabajar de más al portero griego pero sí entretuvo lo suficiente el balón para
desesperar al equipo local que terminó desdibujándose en su afán por anotar un
gol.
Así las cosas, el
Málaga se garantiza una buena entrada de dinero por su participación en la fase
de grupos de la Champions y muy probablemente aminorará sus problemas
financieros.
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