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domingo, 11 de noviembre de 2012

Cruz Azul 1-1 Monterrey


Ante un lleno en el Estadio Azul, la directiva Cementera decidió hacer un homenaje póstumo a quien fuera su emblemático arquero en la época de oro de la Máquina: Miguel Marín y que mejor forma de homenajearlo que consiguiendo el boleto a la Liguilla del Apertura 2012 ante un Monterrey que se ha quedado esperando resultados para ver si de carambola logra colarse.

La Máquina tomó el control del partido pero jamás apretó el acelerador a fondo. Con un ritmo semilento fue envolviendo a los Rayados en su juego y fue generando sus opciones de gol como si no quisiera despeinarse para salir bien en la foto.

Si bien el Monterrey tuvo la suya en el amanecer del partido, los Rayados no pueden presumir de haber sido muy ofensivos. Vucetich tuvo muchos problemas para confeccionar su alineación a lo largo del torneo debido a lesiones, suspensiones e incluso berrinches pero aún así, los regios nos han acostumbrado a dar batalla.

Cuando corría el minuto 4, en una jugada circunstancial, un defensa cementero tocó el balón con la mano estando en el área pero el árbitro no se atrevió a marcar el penal que hubiera significado la posible ventaja para el Monterrey y un cambio radical en la estrategia de Vucetich.

La Máquina fue abriendo sus tentáculos y envolviendo a los Rayados en su juego hasta que, cuando corría el minuto 23, Javier Aquino mandó un centro que Chaco Giménez remató con la cabeza desde los linderos del área pero con tal fuerza que venció a Orozco para el 1-0 a favor de Cruz Azul.

A partir de entonces, los Cementeros modificaron el planteamiento y comenzaron a buscar los contragolpes para finiquitar el partido, lo cual hubieran logrado de no ser por las buenas intervenciones de Orozco quien salvó a su puerta en más de una ocasión.

Cuando corrían los últimos minutos del primer tiempo, Aldo de Nigris anotó con la cabeza el 1-1 que igualaba los cartones para Monterrey.

En la segunda parte, ambos conjuntos apretaron tuercas en la defensa y cerraron un poco más los espacios para impedir desaguisados y funcionó tan bien que ya nadie fue capaz de hacer más daño. Si bien, ambos buscaban el gol, jamás sumaban demasiadas unidades al frente por miedo a los contragolpes que tanto Cementeros como Rayados manejan muy bien.

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