En un duelo trabado
y poco lúcido, el Barcelona logró obtener una agónica victoria sobre el Celtic
de Glasgow que, fiel a su costumbre, en todo momento les incomodó. Jordi Alba
resolvió el partido en la última jugada con un gol tan vistoso como lo fue todo
el partido pero que valió los tres puntos y eso es lo que más importa.
El Barcelona se
presentó, como se esperaba, con una alineación que podría llamarse
experimental. Vilanova se vio obligado a mover a su gente y habilitó suplentes
para encarar un duelo que históricamente se les ha indigestado incluso en el
Camp Nou.
Los azulgrana se
lanzaron al frente y controlaron el balón y el partido rápidamente pero Celtic
respondió con largos trazos buscando contragolpear aunque con muy poco éxito y
más bien creaba peligro en las jugadas a balón parado.
Fue precisamente en
una jugada a balón parado en la que cayó el 1er gol del partido. En un centro
complicado, Mascherano perdió de vista el balón y prefirió estorbar al bulto
pero para su mala suerte, el esférico fue directo a su cabeza y terminó incrustándose
en la portería de Víctor Valdés para el 0-1 a favor del Celtic.
En vano había sido
el dominio culé hasta ese momento y el gol no hizo más que motivar al Barcelona
para irse con más fuerza al frente en busca del empate pero se toparon
invariablemente con un doble muro defensivo que plantó muy eficientemente el
Celtic y que frenaba cada avance.
El Barcelona buscó
abrir el campo creando jugadas por las bandas pero tampoco fructificaban y los
centros eran rechazados por la defensa o, en última instancia, por increíbles
intervenciones de Foster, el arquero escocés que a punto estuvo de llevarse la
noche.
Cuando corría el
minuto 45, una triangulación entre Messi, Xavi e Iniesta terminó con esquicito
toque a gol de este último para el ansiado 1-1.
En la segunda parte
no varió la tónica. El Barcelona volcado al frente buscando el gol y el Celtic
apoltronado en su propia portería defendiéndose como gato boca arriba y creando
peligro en jugadas a balón parado que ponían a temblar a la nada sólida defensiva
azulgrana.
Fue hasta el 4o
minuto de reposición agregado por el árbitro que Jordi Alba tocó suavemente un
centro enviado por Adriano que terminó escurriéndose a la portería de Foster
para el agónico 2-1 que le daba los tres puntos al Barcelona.
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