Después de varios
años sin contrataciones, se dio un cambio de directiva en Pumas de la UNAM y la
nueva administración marcó un nuevo camino. De entrada contrató a Joaquín del
Olmo y algunos refuerzos, tres de ellos a un costo elevado.
La afición de Pumas
nunca estuvo del todo convencida con la contratación de del Olmo y la presión
sobre el estratega surgió casi desde el momento de su designación. Las redes
sociales se inundaron de mensajes y el ambiente en el estadio muy pronto se enrareció
por lo que la directiva no tuvo mucha paciencia y tomó la determinación de un
cambio de timón.
La decisión
sorprendió a muchos dado que las anteriores administraciones universitarias se
habían distinguido por la paciencia en cuanto a los proyectos y cambios en la
dirección técnica pero la sorpresa mayor se dio cuando se anunció la
contratación de Mario Carrillo como nuevo timonel de Pumas.
La afición no tardó
en reaccionar y su actitud fue muy clara. El rechazo a Carrillo fue inmediato y
lo único que varió con el tiempo fue la cantidad de seguidores felinos que se
ponían en su contra. La situación poco a poco se fue convirtiendo en insostenible
dado que el equipo tenía una efectividad del 40% de puntos conquistados, el
estratega se negaba a incluir en la alineación titular a los 3 refuerzos más
importantes y nunca hizo nada por ganarse a la fanaticada.
Tras la goliza ante
Tigres, era claro que la única forma de que Carrillo ganara tiempo para su
causa era derrotando al América pero lamentablemente perdió y lo hizo sin haber
convocado a los refuerzos que exigía la afición.
Hoy, tras su salida,
Carrillo habla de los problemas con la directiva e indica que estos le querían
imponer jugadores a como diera lugar, algo que en su momento negó García Aspe
pero que sería claramente aceptable dado el costo de los refuerzos en cuestión
y de que la afición los pedía a gritos. Si Mario Carrillo hubiera optado por
meterlos al campo, tal vez se hubiera podido granjear más tiempo o bien si
hubieran estado en el campo en la goliza en el Volcán y tras esa pobre
actuación los hubiera sentado, la opinión pública tal vez no fuera tan crítica
sobre su actuación.
El experimentado
timonel ha sido claro al declarar a MEDIO TIEMPO que "yo no vi al Villa
que ustedes suponen. Si yo hubiera visto al Villa goleador, contundente, todo
lo que dijeron, sería muy tonto de no haberlo metido. Tuve que ir a marchas
forzadas hacia un sistema, lo encontré, me gustó mucho, yo quería darles juego
a Villa, a Luis, a Romagnolli, son excelentes profesionales, pero no encontré
el momento".
Así las cosas,
mientras Carrillo habla de situaciones que la directiva niega y de reuniones
con las barras que no sirvieron para nada, lo cierto es que la crisis de Pumas
será enfrentada por la persona que para la afición era la indicada para hacerse
cargo del equipo desde el primer minuto del actual torneo: Antonio Torres
Servín.
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