Mourinho y Guardiola
vivieron durante un par de años una guerra que por mucho trascendió el terreno
de juego. En sus batallas vividas dentro y fuera del campo, había de todo.
Estrategias, posturas, poses y, sobre todo, una gran obsesión por ambas partes.
Por un lado Mourinho
sacrificaba técnica y sometía a su equipo a un futbol de músculo para
contrarrestar el oficioso toque de balón que en el Barcelona han dado a llamar
el "tiqui taca" y que los ha llevado a la gloria. Para Mourinho era
primordial correr, desgastar al rival antes que crear opciones de gol. La
estrategia del Real Madrid fue ceder el balón y replegarse para responder con
rápidos y verticales contragolpes. Sobre todo después de aquella vapuleada en
el Camp Nou que hasta el momento ha sido la peor paliza en la carrera del
técnico portugués.
Por el otro lado,
Guardiola siempre presumió de ser bien intencionado y se rodeó de una aureola
de blancura y bondad que, para muchos y entre los que se incluye el propio
Mourinho, era un tanto sobre actuada. Guardiola siempre cuidó sus declaraciones
y siempre habló del juego limpio mientras Mourinho se quejaba de que "los
árbitros ayudan al Barcelona", Guardiola hablaba de futbol y de una
filosofía ganadora.
Pues bien, con el
tiempo los trapitos salen al sol y en este caso no podía ser una excepción. Pep
Guardiola no aguantó mucho y en cuanto comenzó a cosechar derrotas decidió
separarse un tiempo del futbol y se ha tomado hasta el momento un año sabático.
Catalunya Radio
reveló ayer que en los tiempos de Guardiola al frente del Barcelona también
habían obsesiones hacia el Real Madrid. En particular, los catalanes han
revelado que "se ordenó dar un seguimiento por cámaras a Pepe en los
clásicos a fin de acumular pruebas contra el jugador".
Mientras por un lado
Mourinho se quejaba de que algunos jugadores del Barcelona fingían faltas y los
árbitros siempre les "echaban una manita", por el otro el Barcelona
no publicaba nada pero seguían obsesivamente a Pepe con la finalidad de obtener
pruebas de su "mala conducta".
Tan inútil una
postura como la otra pero lo más lamentable es la doble cara presentada por el
Barcelona que, ante la opinión pública mostraba una actitud y por debajo del
agua otra.
La realidad a final
de cuentas es que va saliendo a la luz que las obsesiones no eran privativas de
un lado sino que se presentaba en ambos bandos.
Hoy en día, muchos
de los que predicaban que la actitud de Guardiola era más apariencia que nada
se levantan y se rasgan las vestiduras a favor de Mourinho que puede presumir
de "naturalidad". Como en la mayoría de los casos, tarde o temprano los
trapitos salen al sol y se puede vislumbrar la obsesión de ambos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario