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jueves, 18 de octubre de 2012

Obsesiones


Mourinho y Guardiola vivieron durante un par de años una guerra que por mucho trascendió el terreno de juego. En sus batallas vividas dentro y fuera del campo, había de todo. Estrategias, posturas, poses y, sobre todo, una gran obsesión por ambas partes.

Por un lado Mourinho sacrificaba técnica y sometía a su equipo a un futbol de músculo para contrarrestar el oficioso toque de balón que en el Barcelona han dado a llamar el "tiqui taca" y que los ha llevado a la gloria. Para Mourinho era primordial correr, desgastar al rival antes que crear opciones de gol. La estrategia del Real Madrid fue ceder el balón y replegarse para responder con rápidos y verticales contragolpes. Sobre todo después de aquella vapuleada en el Camp Nou que hasta el momento ha sido la peor paliza en la carrera del técnico portugués.

Por el otro lado, Guardiola siempre presumió de ser bien intencionado y se rodeó de una aureola de blancura y bondad que, para muchos y entre los que se incluye el propio Mourinho, era un tanto sobre actuada. Guardiola siempre cuidó sus declaraciones y siempre habló del juego limpio mientras Mourinho se quejaba de que "los árbitros ayudan al Barcelona", Guardiola hablaba de futbol y de una filosofía ganadora.

Pues bien, con el tiempo los trapitos salen al sol y en este caso no podía ser una excepción. Pep Guardiola no aguantó mucho y en cuanto comenzó a cosechar derrotas decidió separarse un tiempo del futbol y se ha tomado hasta el momento un año sabático.

Catalunya Radio reveló ayer que en los tiempos de Guardiola al frente del Barcelona también habían obsesiones hacia el Real Madrid. En particular, los catalanes han revelado que "se ordenó dar un seguimiento por cámaras a Pepe en los clásicos a fin de acumular pruebas contra el jugador".

Mientras por un lado Mourinho se quejaba de que algunos jugadores del Barcelona fingían faltas y los árbitros siempre les "echaban una manita", por el otro el Barcelona no publicaba nada pero seguían obsesivamente a Pepe con la finalidad de obtener pruebas de su "mala conducta".

Tan inútil una postura como la otra pero lo más lamentable es la doble cara presentada por el Barcelona que, ante la opinión pública mostraba una actitud y por debajo del agua otra.

La realidad a final de cuentas es que va saliendo a la luz que las obsesiones no eran privativas de un lado sino que se presentaba en ambos bandos.

Hoy en día, muchos de los que predicaban que la actitud de Guardiola era más apariencia que nada se levantan y se rasgan las vestiduras a favor de Mourinho que puede presumir de "naturalidad". Como en la mayoría de los casos, tarde o temprano los trapitos salen al sol y se puede vislumbrar la obsesión de ambos.

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