En un gesto
histórico se ha rendido homenaje en Anfield a los fallecidos de Hillsborough,
23 años después de emprender una larguísima batalla judicial que, por lo
pronto, ha derivado en un "mea culpa" del Premier Británico que ha
reconocido los errores tanto en el momento de los hechos como en la
investigación.
Liverpool y
Manchester United han participado en este gran gesto e, incluso, se repartió
una carta escrita por Ferguson entre los aficionados del Manchester que se
dieron cita en Anfield. La carta reza "Nuestra rivalidad con el Liverpool
está basada en la determinación de llegar a lo más alto y no en el odio
personal. Nuestro gran club estará junto a nuestros grandes vecinos hoy para
recordar la pérdida y rendir tributo a su campaña por la justicia". No cabe duda que, como bien decía
Montesquieu, "para ser realmente grande hay que estar con la gente, no por
encima de ella" y hoy Ferguson ha tenido un gesto loable para con sus
rivales deportivos.
El Liverpool llegó
al partido sumido en una crisis de resultados que lo tienen en la parte baja de
la tabla y con mucha presión por lo que se antojaba que se lanzaría al frente
apenas sonara el silbatazo inicial pero fue el Manchester el equipo que arrancó
mejor y arrinconó a los locales en su propio campo.
En el inicio,
Liverpool se vio presionado desde su salida y optó por largos balonazos que
facilitaron en mucho las labores defensivas de un muy ordenado Manchester
United que fue perdiendo fuerza conforme avanzó el cronómetro y terminó
cediendo el control del balón y el terreno de juego ante los locales.
Liverpool supo
cortarle la salida a los Diablos Rojos y frenó por completo el flujo de balones
hacia Van Persie con lo que el Manchester perdía toda posibilidad de peligro.
Lamentablemente para los locales, no supieron traducir ese dominio tanto del
balón como del territorio en jugadas de peligro. El Liverpool careció de
profundidad y sus ataques eran repelidos por una eficiente defensa que mostró
mucho oficio.
A escasos segundos
de haber comenzado el segundo tiempo, el Liverpool rompió el empate a cero
gracias a una jugada un tanto fortuita ya que Gerrard bajó con el pecho un
balón rebotado por la defensa del Manchester y anotó un gran gol que ponía el
marcador 1-0 a favor de los locales.
Lamentablemente para
el Liverpool, unos minutos más tarde, Rafael emparejó los cartones con un
golazo desde dentro del área al poner el esférico en la horquilla, lejos del
alcance de Reina. Era el 1-1 que igualaba el marcador en lo que fue el primer
disparo a gol del Manchester United en el partido. La eficiencia del equipo de
Ferguson se hacía notar de nuevo.
Para colmo de males,
cuando corría el minuto 80, un defensa cargó por la espalda a Rafael y el
árbitro no dudó en marcar la pena máxima para que Van Persie anotara el 2-1 y
le diera el triunfo a un Manchester United ordenado y discreto que logró sacar
mucho más de lo que merecía en Anfield y puso un clavo más en el ataúd de un
Liverpool que ha ingresado a la zona de descenso.
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