Puebla 1-1 León

Los Panzas Verdes del León, fieles a su estilo fueron a Puebla a proponer el partido pero en esta ocasión tuvieron que conformarse con un empate en el Estadio Cuauhtémoc. El equipo de la franja, todo pundonor, supo rescatar el empate pese a no desplegar un gran futbol.

El León salió al campo de juego con la intensión de imponer sus condiciones e irse al frente lo más pronto posible mientras que el Puebla parecía más preocupado por no recibir un tanto que por hacer daño en la portería contraria. El dominio guanajuatense se tradujo en gol cuando corría el minuto 27, mediante una jugada de pizarrón.

Burbano cobró un tiro libre desde los 3/4 del campo y Sebastián Maz punteó dentro del área para anotar el 1-0 que hacía justicia a lo ocurrido hasta ese momento en el Estadio Cuauhtémoc. Lamentablemente, el conformismo hizo su aparición y de manera sorpresiva, el León dejó de apretar al frente a Puebla a partir del gol.

Los camoteros fueron sacudiéndose del marasmo poco a poco y comenzaron a equilibrar el tiempo de posesión del balón hasta irse convirtiendo, aunque muy lentamente, en dominadores del encuentro.

En la segunda parte, la pasividad leonesa era obvia y el Puebla creció, con lo que comenzó a atacar al equipo visitante, controlando cada vez más tiempo el balón y el terreno de juego.

El León pasó al contragolpe y bien pudo anotar un segundo gol pero fallaron en el último toque y el marcador se mantuvo intacto hasta que, al minuto 67, Abelairas aprovechó un buen toque de Beasley para anotar el 1-1 que hacía justicia a lo sucedido en el segundo tiempo en el que Puebla había sido dominador de las acciones.

Ya era muy tarde para el León y el conjunto de la franja no cedió el dominio del encuentro. El Puebla se lanzó con todo al frente en busca del gol del triunfo y comenzó el asedio sobre la portería visitante. El León comenzó a ver la hora desde muy temprano y tuvo que emplearse a fondo para mantener el empate.

Puebla se volcó sobre la portería leonesa y obligó a que los visitantes se defendieran con todos sus hombres, prácticamente renunciando al ataque para terminar el partido como gatos boca arriba.