Contrario a lo que
pudieran pensar muchos, Queen Park Rangers fue mejor en el campo por largos
períodos y presentó serias dificultades para los Spurs que se vieron abajo en
el marcador y tuvieron la virtud de reaccionar.
Ambos equipos se
plantaron con un 4-4-2 y buscaron con verticalidad irse al frente en un partido
jugado con la intensidad característica de la Premier League. Cuando corría el
minuto 33, Bobby Zamora puso al frente con toda justicia al QPR. Los visitantes
hacían patente el buen futbol desplegado hasta el momento y ponían contra la
pared a los Spurs que habían sufrido con los contragolpes recibidos.
La peligrosidad de
las ofensivas de ambos equipos se puso de manifiesto con jugadas de gol en
ambos marcos, en un partido que los Spurs fueron nivelando a base de fuerza y
empuje aunque con muchas imprecisiones.
El Tottenham mejoró
al salir al campo después del descanso y su insistencia comenzó a causar
estragos en la defensa visitante que vio como se sucedían los peligros en la
puerta defendida por Julio César quien tuvo una buena actuación bajo el marco y
salvó a su equipo de más anotaciones.
Cuando corría el
minuto 60, Faurlin consiguió el gol del empate para los Spurs y un minuto más
tarde, Defoe puso cifras definitivas, 2-1 a favor del Tottenham.
De cualquier forma,
ambos equipos mantuvieron el juego abierto hasta escuchar el silbatazo final y
las jugadas en ambos marcos se dieron con vertiginosa velocidad. Estuvo tan
cerca el Tottenham de ampliar el marcador como QPR de empatarlo pero los porteros
terminaron salvando sus marcos cuantas veces fueron requeridos y el marcador ya
no se movió de nuevo.
En los minutos
finales, y dada la velocidad del juego, se presentaron algunas jugadas
controvertidas y aunque Queen Park Rangers reclamó algún penal, el árbitro no
se dejó impresionar y continuó con el juego.
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