El Barcelona ha hecho justo lo que sabe hacer, tocar el balón e imponer sus condiciones ante un voluntarioso pero disminuido Athletic de Bilbao que, simplemente, estuvo en el lugar equivocado en el momento erróneo.
El Barça tenía la imperiosa necesidad del triunfo ya que el Real Madrid había goleado en Pamplona y no podía permitir que volvieran a alejarse, por lo que Guardiola no lo pensó y puso toda la carne al asador.
El partido se disputó de principio a fin con un ritmo intenso, con dos equipos concentrados y motivados para anotar un gol, din dar tregua ni pausas. El Barcelona puede agradecer a la brillantez de sus estrellas por sacar a flote el encuentro en los momentos claves.
La fiereza defensiva del Athletic logró mantener a Messi a raya durante un buen lapso del partido, pero una jugada fortuita le dio vida y relevancia. Alexis rebanó el balón y sin quererlo, le salió un pase para Messi quien despertó de inmediato y tejió un rápido e imprevisible contragolpe habilitando a Iniesta quien disparó con potencia para anotar un golazo que seguramente veremos una y otra vez en las repeticiones de los noticieros televisivos durante la semana y posiblemente algún tiempo adicional.
Néstor parte de la magia de este Barcelona que, ante un rival que impuso su lucha y a un ritmo frenético, reventó el partido con una jugada que nació de la suerte pero que fue culminada brillantemente por Iniesta con un golazo.
El Athletic intentó responder pero las piernas ya no dieron para más y fueron superados por un Barcelona bien plantado y sediento de gol que comenzó a asfixiarlos, encerrándolos en su campo.
Antes de que los visitantes pudieran reaccionar, Messi se avivó y sorprendió al cobrar rápido una falta para habilitar en el área a Tello quien no dudó en tirarse en cuanto sintió la presencia de un defensa y el árbitro marcó un penal que nadie protestó. Messi fue el encargado de anotar el segundo y definitivo gol que selló el triunfo azulgrana ante un voluntarioso y cansado Athletic
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